LA TAU BIBLICA
TAU es el nombre que los antiguos griegos daban a la letra T, que tiene además forma de cruz. En los escritos del profeta Ezequiel (cap. 9,4-6) podemos leer: "Pasa por la ciudad y marca con una TAU en la frente a los que gimen prácticas abominables... Recorre la ciudad y hiere, pero al que lleve la TAU en la frente no lo toques". Muchos autores a lo largo de la historia han visto relación entre este pasaje y el Apocalipsis (Ap. 7, 3 y siguientes): "Marca con el sello a los servidores de Dios en sus frentes". En la Antigüedad era una práctica habitual sellar las cosas como símbolo de propiedad. A los esclavos, por ejemplo, se les marcaba con un tatuaje. Esto fue también algo común dentro del ámbito religioso, ya que los cristianos solían utilizar diversas formas de la cruz (entre ellas la TAU) para significar la pertenencia espiritual e indeleble a Cristo.
TRADICIÓN ECLESIAL DE LA TAU
Desde el Siglo II aparece la TAU en las catacumbas, junto a téseras, áncoras e imágenes del Cordero y del Buen Pastor. Se uso también profusamente en Egipto, donde se conocía como la Cruz de San Antonio Abad y en todo Oriente. Los miniaturistas pintaban la crucifixión en la T capital que inicia el canon romano te igitur. En España, aparece en el escudo de la diócesis de Tarragona, en el báculo de Santo Domingo de Silos en el escudo de los Templarios. La llevaron los cruzados sobre todo después del discurso de apertura del IV Concilio de Letrán (1215) pronunciando por Inocencio III y que decía aquello de "señala con una TAU la frente del justo".
TRADICIÓN FRANCISCANA DE LA TAU
Inocencio III había aprobado oralmente la Regla Franciscana en el año 1209 y es posible que Francisco asistiera al IV Concilio de Letrán, que se celebró seis años después y que abordaba el tema de las nuevas Órdenes. Allí se invitó a que los cruzados y todos los cristianos llevaran el símbolo de la TAU. Francisco tenía especial devoción por este signo. Prueba de ello es que en aquella bendición que escribió para Fray León y que comienza "el Señor te bendiga y te guarde" (número 6,24-27) dibujó una TAU sobre la cabeza que representaba al atribulado hermoano. Mas tarde le entregó el pergamino diciendo: "Toma esta hoja y guárdala cuidadosamente hasta la muerte" (II Cel. 49; Buen. XI, 9; "2ª consideración). La reliquia se conserva actualmente en Asís. Fray Pacífico vio el signo de la TAU sobre la frente del Santo (II Cel. 106). Sabemos además que era habitual que el Santo firmara con la TAU los escritos que dictaba. Con ella bendecía también las personas y las cosas. Así es como se ha ido consolidando un símbolo que representa hoy día -acaso mejor que ningún otro- la fraternidad franciscana que se extiende de un confín al otro del mundo, traspasando fronteras, superando océanos y tendiendo puentes de Paz y Bien. El símobolo que nos legó Francisco y que nos mantiene unidos para seguir con fe su ejemplo de humildad.
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