Sor Emmanuel nos enseña como el ofrecimiento del sufrimiento en la eucaristía se convierte en alegría de esta preciosa forma:
Hay sufrimientos que no hemos provocado como accidentes, enfermedades, eso hay que tomarlo como cosas que autoriza Dios, que permite Dios. Y la Virgen nos invita a que ofrezcamos esos sufrimientos sobre todo en el momento de la eucaristía. Cuando participamos en la misa hay un momento muy importante que es cuando el sacerdone pone en el cáliz una gotita de agua, esa gota de agua somo nosotros, el vino va a ser nuestro pan en la sangre de Cristo. Esa gotita quedará diluída en la sangre de Jesús y se convertirá en la sangre de Jesús.
Esa gotita puede ser mi trabajo, mis dolores, mi persona. Puedo aportar también el sufrimiento de mi familia, el de los paganos que nunca vienen a misa y el sufrimiento de las almas del purgatorio... Todos esos sufrimientos que aporto metidos en la sangre de Cristo, en el momento de la elevación el sacerdote ofrece al Padre el cuerpo y la sangre de Cristo, y todo lo que yo he ofrecido en esa gotita va a ser ofrecido junto con el cuerpo y la sangre de Cristo. Con ese ofrecimiento el Padre va a enviar a la tierra raudales de bendiciones, de gracias, de vida. Ese es el sentido de la misa.
Y por eso nos dice la madre de Dios: Vivid la misa queridos hijos. En ese momento se transformara nuestro sufrimiento en alegría, el de los paganos y algo que podría convertirme en algo va a servir en salvar a otras personas y el ultimo día de mi vida cuando yo pase de este mundo al otro mundo, mis únicas riquezas en ese momento será lo que yo he ofrecido a Dios.
Las únicas joyas, lo único que me va a cubrir en el cielo es lo que yo he ofrecido a Dios. Cada vez que tenga un dolor de muelas en vez de protestar podemos decir Jesús yo te lo ofrezco. Cada vez que convertimos una queja en un ofrecimiento a Dios estoy preparándome unas joyas maravillosas para el cielo.
Puede que ahora cuando celebremos la misa sea la mas bonita de nuestra vida. Todos tenemos una cruz, dolor, enfermedad que entregar a Jesús y os invito a que durante la misa miréis a Jesus en la cruz, diciendo: Tengo sed, sed de que todos los hombres sean salvados. Porque hoy hay muchas personas por el camino de la perdición. y Jesús tiene sed de esa ofrenda que podemos hacerle y cuando nuestra ofrenda quede unida con la sangre de Cristo en el altar, sucede un fenómeno que es la mayor alegría que podemos tener: Estamos unidos a Jesucristo.
Todos aquellos que han sufrido unidos a Jesucristo como por ejemplo los místicos, luego son de las pesonas mas felices del mundo. Cuidado la alegría no viene del dolor, eso sería masoquismo. La alegría procede de la unión con Jesucristo. Jesus ha sufrido y cuando sufrimos podemos unirnos a él de una manera muy íntima, mas que cuando todo va bien.
Y los que están mas cerca de Jesús cuando están en la cruz son los que mas cerca estarán de el en la gloria en la resurrección. Veis como la Virgen nos enseña a que transformemos nuestras cruces, nuestro camino de cruz, vía crucis, en un camino de alegría. Cogemos ese medio, el sufrimiento, para vivir mas unidos con Jesús. El último día, cuando pasemos de este mundo al otro, lo que determinará nuestra gloria será nuestra unión con Jesús. Y en el cielo ya no habrá lágrimas ni sufirmiento, solo estará la unión con Jesucristo pero la habremos preparado en la tierra.
Esta unión con Jesucristo también se incrementa mucho durante la adoración y en el momento de la comunión en la santa misa. En el momento de la comunión esto también lo explica la Virgen, Jesús se entrega totalmente a nosotros. Jesús, hay que estar en estado de gracia y no estar en pecado mortal, cuando lo recibimos, nos transforma en Él mismo, es decir, que todo lo que Él es, todo lo que Él, posee se convierte en nuestro, y somos divinizados así. Y todo lo que somos Jesus lo diviniza, y cuanto mas le damos, nos damos a el mismo, mas nos diviniza.
http://www.virgendemedjugorje.org/?post_type=video&p=12219
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