viernes, 31 de octubre de 2014

ORACIÓN AL ESPÍRITU SANTO

                                   

(Se recomienda rezarla diariamente)

María, gracias por haberme invitado a invocar al Espíritu Santo. Por Él concebiste a Tu Hijo Jesús; por Él aprendiste a meditar la palabra de Dios, permaneciendo fiel a ella hasta el final.

"Queridos hijos, esta tarde quiero decirles que durante los días de esta novena pidan la efución del Espíritu Santo sobre sus familias y su parroquia. Oren y no se arrepentirán. Dios les concederá sus dones con los que lo glorificarán hasta el fin de su vida terrena. Gracias por haber respondido a mi llamado. " (2 de junio de 1984, novena de Pentecostés).

Oh Espíritu Santo, oro a Ti con María que me ha invitado a invocarte y te pido que vengas a mí y derrames sobre mí todos Tus dones.

Llena mi vida con el don del amor, para que de ahora en adelante yo pueda amar a Dios en Ti sobre todas las cosas y a mi prójimo como a mí mismo.

Derrama sobre mí el don de la sabiduría, para que en todo momento, en cualquier cosa que haga, piense, sienta o decida esté siempre dispuesto a actuar bajo Tu luz.

Oh Espíritu de consejo, desciende sobre mí, para que por medio del conocimiento y de palabras de amor, sea siempre capaz de ayudar a todos aquellos que piden mi consejo. Que cada palabra mía sea luz para todos.

Espíritu de Jesús, concédeme el don de Tu fortaleza para que pueda soportar toda prueba y haga siempre la voluntad del Padre, ¡especialmente en los momentos difíciles! Espíritu de fortaleza, sostenme en mis horas de fragilidad.

Oh Espíritu de vida, desarrolla en mí la vida divina que ya me fue dada por Ti en el seno de mi madre y en mi bautismo. Fuego divino, inflama mi corazón con el fuego del amor, para que desaparezcan de él el hielo del pecado y la oscuridad.

Espíritu de sanación, cura en mi todo lo que está herido y haz crecer lo que aún no ha crecido.

Desciende sobre mí con toda Tu fuerza, para que siempre esté dispuesto a dar gracias, aun por las cosas pequeñas. Ilumíname, oh Espíritu Santo, para que aprenda a agradecer las cruces y las dificultades.

María, Tú eres la portadora del Espíritu Santo, gracias por invitarme a orar al Espíritu de la verdad:

"Queridos hijos, mañana por la noche oren para recibir al Espíritu de la Verdad, en particular ustedes los de esta parroquia, porque tienen necesidad del Espíritu de la Verdad para transmitir los mensajes así como son, sin agregar ni quitar nada, tal como yo se los doy. Oren para que el Espíritu Santo les indunda el espíritu de oración para que oren más. Yo, su Madre, les digo que oran poco. Gracias por haber respondido a mi llamado." (9 de junio de 1984).

Oh Espíritu de la verdad, ilumíname con Tu verdad, para que viva en todo momento la verdad del amor, de la paz y de la justicia. Ayúdame para que mi vida diaria, mis hechos y mis palabras proclamen la luz de la Palabra Divina en toda su plenitud.

Espíritu Santo guía a nuestro Papa, a nuestros obispos, sacerdotes y a todos aquellos que proclaman la palabra de Dios. Derrámate también sobre la comunidad parroquial de Medjugorje, para que pueda estar dispuesta a vivir los mensajes de Nuestra Señora y los transmita a todos. Derrámate sobre Tus sacerdotes en el mundo entero. Derrámate sobre los confesores y sobre los que se confiesan. Derrámate también sobre todos aquellos que ya conocen y difunden en el mundo los mensajes de la Santísima Virgen.

Espíritu de oración, enséñanos a orar. Purifica nuestros corazones para que nuestra oración sea siempre escuchada y para que siempre encontremos tiempo para hacer oración. Espíritu Satno, ora en mí y hazme exclamar: ¡Abba Padre!. Concédeme la gracia de orar con el corazón.

María, hoy quiero aceptar Tu invitación y abrir mi corazón a la acción del Espíritu Santo:

"Queridos hijos, los invito de un modo especial a que en estos días abran sus corazones al Espíritu Satno. En estos días el Espírut Santo está actuando especialmente a través de ustedes. Abran sus corazones y entreguen su vida a Jesús, para que Él pueda actuar a través de sus corazones y los pueda fortalecer en la fe. Gracias poque han respondido a mi llamado." (23 de mayo de 1985).

Espíritu Santo, aparta de mi toda carga, para que mi corazón pueda ser como una flor que crece y se desarrolla, produciendo fruto abundante. María, que el Espíritu Santo comience y prosiga en mi interior la tarea que comenzó en Ti, para que a través de Su acción amorosa del Verbo Divino crezca en mi corazón.

¡Oh Espíritu Santo, por medio de María, yo Te escojo en este día como el Amo de todo mi ser! Lleno de confianza y de esperanza en Tu amor infinito, el cual se manifestó de manera admirable en la Virgen María, hoy me decido por Ti y por Tus dones. Renuncio a cualquier espíritu del mal y a su acción y Te acepto a Ti, Espíritu de luz, de amor, de paz y de orden. Te consagro todas mis facultades y deseo actuar simpre al amparo de Tu luz. Te entrego todos los derechos sobre mi vida. ¡Protégeme y guíame hacia el Padre! Oro a Ti con María, en nombre de Jesucristo. Amén.

 Padre Slavko Barbaric, O. F. M. El Padre Slavko murió el 24 de noviembre de 2000 en el monte Krizevac (monte de la cruz) en Medjugorje.

jueves, 30 de octubre de 2014

EL PADRENUESTRO


Padre nuestro,
que estás en el cielo,
santificado sea tu Nombre;
venga a nosotros tu reino;
hágase tu voluntad
en la tierra como en el cielo.
Danos hoy nuestro pan de cada día;
perdona nuestras ofensas,
como también nosotros perdonamos
a los que nos ofenden;
no nos dejes caer en la tentación,  
y líbranos del mal. Amén.

Al decir Padre nuestro que estás en los cielos, hacemos actos de fe, adoración y humildad.

Al desear que su nombre sea santificado y glorificado, manifestamos celo ardiente por su gloria.

Al pedir posesión de su reino, hacemos un acto de esperanza y desapego de bienes materiales.

Al desear que su cumpla su voluntad en la tierra como en el cielo, mostramos espíritu de perfecta obediencia.

Pidiéndole que nos de el pan nuestro de cada día, practicamos la pobreza según el espíritu y el desapego de los bienes de la tierra.

Al rogarle que perdone nuestros pecados, hacemos un acto de contrición.

Al perdonar a quienes nos han ofendido, ejercitamos la misericordia en la más alta perfección.

Al implorar ayuda en la tentación, hacemos actos de humildad, prudencia y fortaleza.

Al esperar que nos libre del mal, practicamos la paciencia.

Finalmente, al pedir todo esto no solo para nosotros, sino también para el prójimo y para todos los miembros de la Iglesia, nos comprometemos como verdaderos hijos de Dios, lo imitamos en la caridad y cumplimos con el mandato de amar al prójimo.

miércoles, 29 de octubre de 2014

UN CORAZÓN LIMPIO

                                        

Para poder orar, necesitamos un corazón limpio. Con un corazón limpio, es posible ver a Dios. 

La oración da un corazón limpio. Ése es el comienzo de la santidad. La santidad no es un lujo reservado para algunos, es un don sencillo ofrecido a vosotros como a mí.

¿Dónde comienza la santidad? En nuestros corazones. Es por eso que tenemos necesidad de una oración continua para mantener nuestros corazones limpios, pues el corazón limpio se vuelve tabernáculo del Dios vivo.

Jesús se hace pan de vida para darnos su vida, para que lleguemos a ser como él. Seamos, pues, como Jesús, llenos de compasión, llenos de humildad los unos hacia los otros. Al amarnos unos a otros le amamos a él. Vosotros y yo tenemos simpre la ocasión de acercarnos a la santidad gracias a la oración, el sacrificio y el amor. Oremos unos por otros para que crezcamos, cada vez más, del mismo modo que Cristo.

Cristo Jesús nos ha dicho que deberíamos "orar simpre sin desfallecer", es decir, que no nos casemos de hacerlo. San Pablo escribe: "Orad sin cesar". Dios llama a todos los hombres a esa disposición orante del corazón.

Dejad que el amor de Dios tome entera y absoluta posesión de un corazón; que ello llegue a ser para ese corazón como una segunda naturaleza; que ese corazón no deje entrar nada en él que le sea contrario; que se aplique continuamente a aumentar ese amor de Dios buscando complacerle en todo sin rechazarle nada de lo que él pida; que acepte como viniendo de la mano de Dios todo lo que le ocurra; que tome la firme resolución de nunca cometer falta deliberadamente y conscientemente o, si cae, pedir perdón y levantarse en seguida. Un corazón así rezará continuamente.

El conocimiento de Dios produce el amor y el conocimiento de sí produce la humildad. La humildad no es más que la verdad. ¿Qué tenemos que no hayamos recibido? Si estamos convencidos de ello, nunca alzaremos la cabeza con orgullo. Si sois humildes, nada os conmoverá, ni alabanza ni oprobio, pues sabéis lo que sois. Si os censuran, no os desaniméis por ello. Si os proclaman santos, no os pondréis sobre un pedestal. El conocimiento de nosotros mismos nos pone de rodillas.

Cambiad vuestros corazones...No hay conversión sin cambio de corazón... Cambiar de lugar no es solución; cambiar de actividad no es la solución. La solución está en cambiar nuestros corazones. ¿Y cómo los cambiaremos? Orando.


Beata Teresa de Calcula (1910-1997) fundadora de las Hermanas Misioneras de la Caridad.

martes, 28 de octubre de 2014

CÁNTICO DE LAS CRIATURAS DE SAN FRANCISCO DE ASÍS

                                           

Omnipotente, altísimo, bondadoso Señor,
tuyas son la alabanza, la gloria y el honor;
tan sólo tú eres digno de toda bendición,
y nunca es digno el hombre de hacer de ti mención.


Loado seas por toda criatura, mi Señor,
y en especial loado por el hermano sol,
que alumbra, y abre el día, y es bello en su esplendor,
y lleva por los cielos noticia de su autor.


Y por la hermana luna, de blanca luz menor,
y las estrellas claras, que tu poder creó,
tan limpias, tan hermosas, tan vivas como son,
y brillan en los cielos: ¡loado, mi Señor!


Y por la hermana agua, preciosa en su candor,
que es útil, casta, humilde: ¡loado, mi Señor!
Por el hermano fuego, que alumbra al irse el sol,
y es fuerte, hermoso, alegre: ¡loado mi Señor!


Y por la hermana tierra, que es toda bendición,
la hermana madre tierra, que da en toda ocasión
las hierbas y los frutos y flores de color,
y nos sustenta y rige: ¡loado, mi Señor!


Y por los que perdonan y aguantan por tu amor
los males corporales y la tribulación:
¡felices los que sufren en paz con el dolor,
porque les llega el tiempo de la consolación!


Y por la hermana muerte: ¡loado, mi Señor!
Ningún viviente escapa de su persecución;
¡ay si en pecado grave sorprende al pecador!
¡Dichosos los que cumplen la voluntad de Dios!


¡No probarán la muerte de la condenación!
Servidle con ternura y humilde corazón.
Agradeced sus dones, cantad su creación.
Las criaturas todas, load a mi Señor. Amén.

(Versión de León Felipe que se usa en la liturgia)

lunes, 27 de octubre de 2014

DEL ANSIA CON QUE ALGUNOS DEVOTOS DESEAN EL CUERPO DE CRISTO



El Alma:
1. Oh Señor, ¡cuán grande es la abundancia de tu dulzura, que reservaste para los que te temen! Cuando me acuerdo, Señor, de algunos devotos que se llegan a tu Sacramento con dignisima devoción y afecto,  me confundo muchas veces, y me avergüenzo de mí mismo al ver que llego tan tibio y tan frío a tu altar y a la mesa de la sagrada comunión. Que me quedo tan seco, y sin dulzura de corazón, que no estoy todo encendido delante de Ti, Dios mío, ni tan vehementemente atraído y poseído de amor, como otros muchos devotos, se por el gran deseo de comulgar y por el amor sensible de su corazón, no pudieron detener las lágrimas. Sino que con la boca del corazón y del cuerpo te anhelaban afectuosamente a Ti, Dios mío, fuente viva, no pudiendo templar ni hartar su hambre de otro modo, sino recibiendo tu cuerpo con indecible regocijo y ansia espiriual.

2. ¡Oh verdadera y ardiente de la suya, prueba manifiesta de tu sagrada presencia en este Sacramento! Éstos son verdaderamente los que conocen a su Señor en el partir del pan, pues su corazón arde en ellos tan vivamente, porque Jesús anda en su compañía. Lejos está de mí muchas veces semejante afecto y devoción, tan grande amor y fervor: Buen Jesús, sé propicio, dulce y benigno, y concede a este tu pobre mendigo siquiera alguna vez sentir en la santa Comunión un poco de afecto entrañable de tu amor, para que mi fe se fortalezca, crezca la esperanza en tu bondad, y la caridad una vez perfectamente encendida y experimentada del maná celestial nunca desfallezca. Poderosa es, pues, tu misericordia para concederme gracia tan deseada, y visitarme clementísimamente con este espíritu de fervor el día que tuvieres por bien. Y aunque no me hallo inflamado del gran deseo de tus especiales devotos, quiero a lo menos con tu gracia tener tan fervoroso deseo; y pido y deseó ser participante de los que tan fervorosamente te aman y ser contado en su número.

Tomás de Kempis en su libro Imitación de Cristo

viernes, 24 de octubre de 2014

ORACIÓN POR LA SANACIÓN DEL ALMA



Jesús, Te doy gracias ahora por mi alma.

Tú sabes que en ella se reflejan también las consecuencias del pecado. Por eso frecuentemente estoy nervioso y reacciono con agresividad. Fácilmente pierdo la paciencia y estoy atado al rencor. Los malos hábitos aprisionan mi alma y empeoran aún más mis heridas. Todo esto me dificulta amar a los demás. En el fondo de mi alma han quedado grabadas ciertas experiencias, las cuales me inducen a actuar con desconfianza y temor.

¡Jesús, purifica mi subconsciente! Penetra en él con Tu luz, para que nunca más sea yo víctima de la oscuridad. Con el poder de tu gracia, toca aquellas fibras de mi alma, en las cuales se ha asentado el apego a los bienes materiales, haciéndome presa del temor. ¡Sana mi alma Señor, para que mi espíritu pueda libremente abrirse a Ti!

¡Sáname de la desconfianza hacia Ti y hacia Tu Palabra! Jesús, yo Te suplico que cures en mí todas aquellas heridas y frustraciones, causadas por los fracasos y deseos no satisfechos. ¡Aparta toda tinieblas de mi interior y sana las heridas más profundas de mi subconsciente! Permite que éste descanse en Ti, Señor.

Te pido ahora por los enfermos mentales y perturbados. Haz a un lado sus cargas y limpia las heridas que han trastornado sus mentes. Protege a los niños que viven con el estigma de la propensión hereditaria a este tipo de males. Cura todo desdoblamiento de personalidad, miedos y depresiones; cada neurosis y estado psicopático. Sana también a todos aquellos, cuyas mentes se han enfermado a causa de algún fracaso en su familia, estudio o trabajo. ¡Aparta de ellos los pensamientos de autodestrucción y suicidio y libéralos de cualquier obsesión!

¡Oh Jesús, sé Tú el Amo de nuestras almas! Cura a todos aquellos que se han dañado a sí mismos por medio de prácticas de superchería. ¡Libéralos de las consecuencias de la brujería y hechicería! Restaura cada alma y devuévele la paz que ha perdido.

Padre Slavko Barbaric, O. F. M. El Padre Slavko murió el 24 de noviembre de 2000 en el monte Krizevac (monte de la cruz) en Medjugorje.

jueves, 23 de octubre de 2014

SAN FRANCISCO DE BORJA


Francisco de Borja era nieto del Papa Alejandro VI por parte del padre; nieto del rey Fernando de Aragón por parte de la madre, primo del emperador Carlos Quinto e hijo del Duque de Gandía.

En su familia se preocuparon porque el joven recibiera la mejor educación posible y fue enviado a la corte del emperador para que allí aprendiera el arte de gobernar. Esto le fue de gran utilidad para los cargos que tuvo que desempeñar más tarde.

Contrajo matrimonio con Leonor de Castro, una joven de la corte del emperador y tuvo seis hijos. Su matrimonio duró 17 años y fue un modelo de armonía y de fidelidad.

El emperador Carlos V lo nombró virrey de Cataluña (con capital Barcelona) región que estaba en gran desorden y con muchas pandillas de asaltantes. Francisco puso orden prontamente y demostró tener grandes cualidades para gobernar. Más tarde cuando sea Superior General de los jesuitas dirá: "El haber sido gobernador de Cataluña me fue muy útil porque allá aprendí a tomar decisiones importantes, a hacer de mediador entre los que se atacan, y a ver los asuntos desde los dos puntos de vista, el del que ataca y el del que es atacado".

La reina de España era especialmente hermosa, pero murió en plena juventud, y Francisco fue encargado de hacer llevar su cadáver hasta la ciudad donde iba a ser sepultada. Este viaje duró varios días, y al llegar al sitio de su destino, abrieron el ataúd para constatar que sí era ese el cadáver de la reina. Pero en aquel momento el rostro de la difunta apareció tan descompuesto y maloliente, por la putrefacción que Francisco se conmovió hasta el fondo de su alma, y se propuso firmemente: "Ya nunca más me dedicaré a servir a jefes que se me van a morir". En adelante se propone dedicarse a servir únicamente a Cristo Jesús que vive para siempre.

Algunos años más tarde, estando enferma su esposa, pidió a Dios su curación y una voz celestial le dijo: "Tú puedes escoger para tu esposa la vida o la muerte, pero si tú prefieres la vida, ésta no será ni para tu beneficio ni para el suyo". Derramando lágrimas, respondió: "Que se haga vuestra voluntad y no la mía."

Desde entonces ya Francisco no pensó sino en hacerse religioso y sacerdote. Escribió a San Ignacio de Loyola pidiéndole que lo admitiera como jesuita. El santo le respondió que sí lo admitiría, pero que antes se dedicara a terminar la educación de sus hijos y que aprovechara este tiempo para asistir a la universidad y obtener el grado en teología. Así lo hizo puntualmente (San Ignacio le escribió recomendándole que no le contara a la gente semejante noticia tan inesperada, "porque el mundo no tiene orejas para oír tal estruendo").

El duque que se había hecho jesuita se convirtió en la sensación de la época. El Papa concedió indulgencia plenaria a cuantos asistiesen a su primera misa en Vergara, y la multitud que congregó fue tan grande que hubo de poner el altar al aire libre.

Lo primero que se propuso fue dominar su cuerpo por medio de fuertes sacrificios en el comer y beber y en el descanso. Era gordo y robusto y llegó a adelgazar de manera impresionante. Al final de su vida dirá que al principio de su vida religiosa y de su sacerdocio exageró demasiado sus mortificaciones y que llegaron a debilitar su salud.

Otro de sus grandes sacrificios consistió en dominar su orgullo. Los primeros años de su vida religiosa los superiores lo humillaron más de lo ordinario, para probar si en verdad tenía vocación. A él, que había sido Duque y gobernador, le asignaron en la comunidad el oficio de ayudante del cocinero, y su oficio consistía en acarrear el agua y la leña, en encender la estufa y barrer la cocina. Cuando se le partía algún plato o cometía algún error al servir en el comedor, tenía que pedir perdón públicamente de rodillas, delante de todos. Y jamás se le oyó una voz de queja o protesta. Sabía que si no dominaba su orgullo nunca llegaría a la santidad.

Una vez el médico le dijo al hacerle una curación dolorosa: "Lo que siento es que a su excelencia esto le va a doler". Y él respondió: "Lo que yo siente es que usted le diga excelencia a semejante pecador".

Cuando la gente lo aplaudía o hablaba muy bien de él, se estremecía de temor. Un día afirmaba: "Soy tan pecador, que el único sitio que me merezco es el infierno". A otro le decía: "Busqué un puesto propio para mí en la Biblia, y vi que el único que me atrevería a ocupar sería a los pies de Judas el traidor. Pero no lo pude ocupar, porque allí estaba Jesús lavándole los pies". Así de humildes son los santos.

Al morir San Ignacio lo reemplazó el Padre Laínez. Y al morir éste, los jesuitas nombraron como Superior General a San Francisco de Borja. Durante los siete años que ocupó este altísimo cargo se dedicó con tan grande actividad a su oficio, que ha sido llamado por algunos, "el segundo fundador de los jesuitas". Por todas partes aparecieron casas y obras de su comunidad, y mandó misioneros a los más diversos países del mundo. El Papa y los Cardenales lo querían muchísimo y sentían por él una gran admiración. Organizó muy sabiamente los noviciados para sus religiosos y con su experiencia de gobernante dio a la Compañía de Jesús una organización admirable.

El Sumo Pontífice envió un embajador a España y Portugal a arreglar asuntos muy difíciles y mandó a San Francisco que lo acompañara. La embajada fue un fracaso, pero por todas partes las gentes lo aclamaron como "el santo Duque" y sus sermones producían muchas conversiones.

Al volver a Roma se sintió muy debilitado. Se había esforzado casi en exceso por cumplir sus deberes y se había desgastado totalmente. Y el 30 de septiembre de 1572 entregó su alma al Creador. Uno de los que trataron con él exclamó al saber la noticia de su muerte: "Este fue uno de los hombres más buenos, más amables y más notables que han pisado nuestro pobre mundo".

miércoles, 22 de octubre de 2014

MEDITAR LA PASIÓN


369 Antes de los ejercicios espirituales de ocho días fui a mi director espiritual y le pedí algunas mortificaciones para el tiempo de los ejercicios, pero no obtuve el permiso para todo lo que había pedido, sino solamente para algunas cosas. Recibí el permiso para una hora de meditación de la Pasión del Señor y para cierta humillación. Pero estaba un poco descontenta de no haber recibido la autorización para todo lo que había pedido. Cuando regresamos a casa, entré un momento en la capilla; de repente escuché en el alma una voz: Una hora de meditación de Mi dolorosa Pasión tiene mayor mérito que un año entero de flagelaciones a sangre; la meditación de Mis dolorosas llagas es de gran provecho para ti y a Mí me da una gran alegría. Me extraña que no hayas renunciado todavía completamente a tu propia voluntad, pero Me alegro enormemente de que este cambio se produzca durante los ejercicios espirituales. 



654 Ahora comprendo que la confesión es solamente la declaración de los pecados y la dirección espiritual es (algo) completamente diferente, pero no quiero hablar de esto. Deseo relatar una cosa extraña se me sucedió por primera vez; cuando el confesor comenzó a hablarme, no comprendía ni una palabra suya. De pronto vi a Jesús crucificado que me dijo: Busca la fuerza y la luz en mi Pasión. Terminada la confesión medité la tremenda Pasión de Jesús y comprendí que lo que yo sufría era nada en comparación con la Pasión del Creador y que cada imperfección, hasta la más pequeña, había sido la causa de aquella tremenda Pasión. Luego mi alma fue compenetrada por un gran arrepentimiento y sólo entonces sentí que estaba en el mar insondable de la misericordia de Dios. Oh, qué pocas palabras tengo para expresar lo que siento . Siento que soy como una gota de rocío absorta por el profundo océano sin límites de la misericordia de Dios.



737 A pesar de estar enferma decidí hacer hoy, como de costumbre, la ahora Santa. En esta hora vi a. Jesús flagelado junto a la columna. Durante este terrible tormento Jesús rezaba y un momento después me dijo: Son pocas las almas que contemplan Mi Pasión con verdadero sentimiento; a las almas que meditan devotamente Mi Pasión, les concedo el mayor número de gracias.



1224 Hoy, tráeme a las almas que veneran y glorifican Mi misericordia de modo especial y sumérgelas en Mi misericordia. Estas almas son las que más lamentaron Mi Pasión y penetraron más profundamente en Mi espíritu. Ellas son un reflejo viviente de Mi Corazón compasivo. Estas almas resplandecerán con un resplandor especial en la vida futura. Ninguna de ellas irá al fuego del infierno. Defenderé de modo especial a cada una en la hora de la muerte. 




1512 Hoy, durante la Santa Misa vi a Jesús, sufriendo como si agonizara en la cruz, que me ha dicho: Hija Mía, medita frecuentemente sobre Mis sufrimientos que padecí por ti y nada de lo que tú sufres por Mí te parecerá grande. Me agrada más cuando contemplas Mi dolorosa Pasión; une tus pequeños sufrimientos a Mi dolorosa Pasión para que adquieran un valor infinito ante Mi Majestad.


Diario de Santa Faustina. Mensaje de misericordia de Jesucristo al mundo actual.

martes, 21 de octubre de 2014

LA ORACIÓN DE LA NOCHE Y EL EXAMEN DE CONCIENCIA

                              

"Así como antes de la comida temporal haces la comida espiritual por medio de la meditación, de la misma manera, antes de la cena, has de hacer una breve cena o, al menos, una colación devota y espiritual. Procura, pues, tener un rato libre antes de la hora de cenar, y, postrada delante de Dios, recogiendo tu espíritu en la presencia de Cristo crucificado (qeu te representarás con una sincera consideración o mirada interior), aviva en tu corazón el fuego de la meditación de la mañana, con algunas fervorosas aspiraciones, actos de humildad y amorosos suspiros inspirados en este divino Salvador de tu alma, o bien repitiendo los puntos que más hayas saboreado en dicha meditación, o bien exctiándote con alguna otra consideración, como más te plazca.

En cuanto al examen de conciencia, que siempre has de hacer antes da acostarte, todos sabemos cómo se ha de practicar.

1. Demos gracias a Dios por habernos conservado durante el día.

2. Examinemos cómo nos hemos portado en cada hora, y, para hacerlo con mayor facilidad, consideremos dónde, con quiénes y en qué ocupaciones nos hemos empleado.

3. Si descubrimos que hemos hecho alguna obra buena, demos gracias a Dios; si al contrario, hemos hecho algún mal, de pensamiento, palabra u obra, pidamos perdón a su divina Majestad, con el propósito de confesarnos en la primera ocasión y de enmendarnos con diligencia.

4. Después de esto, encomendemos a la Providencia divina nuestro cuerpo, nuestra alma, la Iglesia, los padres, los amigos; pidamos a nuestra Señora, al Ángel de la Guarda y a los santos que velen por nosotros, y, con la bendición de Dios, vayamos a tomar el descanso que Él ha querido que nos sea necesario.

Este ejercicio, lo mismo que el de la mañana, nuca se ha de omitir; porque, con el de la mañana, abres las ventanas de tu alma al Sol de justicia, y, con el de la noche, las cierras a las tinieblas del infierno."

SAN FRANCISCO DE SALES (De su libro: Introducción a la vida devota).

lunes, 20 de octubre de 2014

LA ORACIÓN DE LA MAÑANA

                             


"Además de esta oración mental perfecta y ordenada y de las demás oraciones vocales que has de rezar una vez al día, hay otras cinco clases de oraciones más breves, que son como efectos y renuevos de la otra oración más completa; de las cuales la primera es la que se hace por la mañana, como una preparación general para todas las obras del día. Las harás de esta manera:

1. Da gracias y adora profundamente a Dios por la merced que te ha hecho de haberte conservado durante la noche anterior; y, si hubieses cometido algún pecado, le pedirás perdón.

2. Considera que el presente día se te ha dado para que, durante el mismo, puedas ganar el día venidareo de la eternidad, y haz el firme propósito de emplearlo con esta intención.

3. Prevé qué ocupaciones, qué tratos y qué ocasiones puedes encontrar en este día de servir a Dios, y qué tentaciones de ofenderle pueden sobrevenir, a causa de la ira, de la vanidad o de cualquier otro desorden; y, con una santa resolución, prepárate para emplear bien los recursos que se te ofrezcan de servir a Dios y de progresar en el camino de la devoción; y, al contrario, disponte bien para evitar, combatir o vencer lo que pueda presentarse contrario a tu salvación y a la gloria de Dios. Y no basta hacer esta resolución, sino que es menester preparar la manera de ejecutarla. Por ejemplo, si preveo que tendré que tratar alguna cosa con una persona apasionada o irascible, nosólo propondré no dejarme llevar hasta el trance de ofenderla, sino que procuraré tener preparadas palabras de amabilidad para prevenirla, o procuraré que esté presenta alguna otra person que pueda contenerla. Si preveo que podré visitar un enfermo, dispondré la hora y los consuelos pertinentes que he de darle; y así de todas las demás cosas.

4. Hecho esto, humíllate delante de Dios y reconoce que, por ti misma, no podrás hacer nada de lo que has resuelto, ya sea para evitar el mal, ya sea para practicar el bien. Y, como si tuvieses el corazón en las manos, ofrécelo, con todas tus buenas resoluciones, a la divina Majestad y suplícale que lo tome bajo su protección y que lo robustezca, para que salga airoso en su servicio, con estas o semejantes palabras interiores: "Señor, he aquí este pobre y miserable corazón que, por tu bondad, ha concebido muchos y muy buenos deseos. Pero, ¡ay!, es demasiado débil e infeliz para realizar el bien que desea, si no le otorgas tu celestial bendición, la cual, con este fin, yo te pido, ¡oh Padre de bondad!, por los méritos de la pasión de tu Hijo, a cuyo honor consagro este día y el resto de mi vida". Invoca a nuestra Señora, a tu Ángel de la Guarda y a los santos para que te ayuden con su asistencia.

Mas estos actos, si es posible, sa han de hacer breve y fervorosamente, antes de salir de la habitación, a fin de que, con este ejercicio, quede ya rociado con las bendiciones de Dios todo cunto hagas durante el día. Lo que te ruego, Filotea, es que jamás dejes este ejercicio."

SAN FRANCISCO DE SALES (De su libro: Introducción a la vida devota).

viernes, 17 de octubre de 2014

PADRE PÍO DE PIETRELCINA


El Padre Pío nació en el seno de una sencilla, humilde y religiosa familia de agricultores, el 25 de mayo de 1887, en una pequeña aldea del sur de Italia, llamada Pietrelcina.

A la edad de 15 años hizo su ingreso en el Noviciado de los Frailes Menores Capuchinos, en la localidad de Morcone. Fue ordenado sacerdote el 10 de agosto de 1910, en la Catedral de Benvento. Ocho años más tarde, el 20 de septiembre de 1918, aparecieron visiblemente las llagas de Nuestro Señor en sus manos, pies y costado izquierdo del pecho, haciendo del Padre Pío el primer sacerdote estigmatizado en la historia de la Iglesia. Fue heroico en su apostolado sacerdotal, que duró 58 años. Grandes multitudes, de todas las nacionalidades, pasaron por su confesionario. Las conversiones fueron innumerables. 

A través de sus cartas al confesor, se descubren insospechables y tremendos sufrimientos espirituales y físicos, seguidos de dicha inefable, fruto de su íntima y continua unión con Dios y de su ardiente amor por la Eucaristía y por la Santísima Virgen. El Señor lo llamó al premio celestial el 23 de septiembre de 1968. El Padre Pío fue sepultado en la cripta del Santuario de Ntra. Sra. de las Gracias, en San Giovanni Rotondo, meta de un número cada vez mayor de peregrinos de todo el mundo.

Oración a San Pío de Pietrelcina


Enséñanos, te rogamos, 
la humildad del corazón para estar entre los pequeños
del evangelio a quienes el Padre prometió 
revelar los misterios de Su Reino.
Danos una mirada de fe capaz de reconocer 
inmediatamente en los pobres y en los que sufren
el mismo rostro de Jesús.
Sostennos en la hora del combate
y de la prueba y, si caemos, haznos experimentar
la alegría del sacramento del perdón.
Transmítenos la tierna devoción 
hacia María, madre de Jesús y nuestra.
Acompáñanos en la peregrinación terrenal
hacia la Patria beata, 
a donde esperamos llegar también nosotros
para contemplar por toda la eternidad
la Gloria del Padre,
del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

jueves, 16 de octubre de 2014

ORACIÓN A NUESTRA SEÑORA DE LAS GRACIAS



1.- ¡Oh celeste tesorera de todas las gracias, Madre de Dios y Madre mía, María! que eres la hija primogénita del Padre eterno y que tienes en tus manos Su omnipotencia, ten piedad de mi alma y concédeme la gracia que fervorosamente te suplico. Ave María.

2.- ¡Oh misericordiosa dispensadora de las gracias divinas, María Santísima, Madre del Hijo de Dios encarnado! Tú que fuiste coronada con Su inmensa sabiduría, considera la grandeza de mi sufrimiento y concédeme la gracia que tanto necesito. Ave María.

3.- ¡Oh dulcísima dispensadora de las gracias divinas, Inmaculada esposa del eterno Espíritu Santo, María Santísima! que de Él recibiste un corazón que se conmueve por piedad de las desventuras humanas y que no puede resistir consolar a los que sufren, ten piedad de mi alma y concédeme la gracia que espero con plena confianza en tu inmensa bondad. Ave María.

Sí, sí, Madre mía, tesorera de todas las gracias, refugio de los pobres pecadores, consoladora de los afligidos, esperanza de los desesperados y auxilio poderosísimo de los cristianos, deposito en ti toda mi confianza y tengo la seguridad que me obtendrás de Jesús la gracia que tanto deseo, siempre que sea para el bien de mi alma. Dios te salve, Reina y Madre de misericordia.

(Esta imagen es venerada en la Iglesia de los padres capuchinos en San Giovanni Rotondo).

miércoles, 15 de octubre de 2014

LAS MORADAS O CASTILLO INTERIOR


                             

SANTA TERESA DE JESÚS (el 28 de marzo de 2015 se cumplirán 500 años de su nacimiento)

Una nueva petición  de sus monjas y superiores vuelve a importunar a la santa para escribir un tratado de oración, que realiza en 1577, comenzando con su tradicional queja por el esfuerzo que le supone. A su vida de oración en el convento se sumaban las labores de dirección y nuevas fundaciones y debía sacar tiempo de donde no lo tenía para escribir con una pluma y la débil luz de una vela, en muchas ocasiones robándole tiempo al sueño.

Comienza con una metáfora que explica sus dos títulos: “.… considerar nuestra alma como un castillo todo de un diamante o muy claro cristal adonde hay muchos aposentos, así como en el cielo hay muchas moradas…y en el centro y mitad de todas éstas tiene la más principal, que es adonde pasan las cosas de mucho secreto entre Dios y el alma… la puerta para entrar en este castillo es la oración y consideración, no digo más mental que vocal; que como sea oración, ha de ser con consideración; porque no advierte con quien habla y lo que pide y quien es quien pide y a quien, no la llamo yo oración, aunque mucho menee los labios…”


MORADAS PRIMERAS

Cap.1: En que trata de la hermosura y dignidad de nuestras almas. Pone una comparación para entenderse, y dice la ganancia que es entenderla y saber las mercedes que recibimos de Dios. Cómo la puerta de este castillo es la oración.

Cap.2: Trata de cuán fea cosa es un alma que está en pecado mortal y cómo quiso Dios dar a entender algo de esto a una persona. Trata también algo sobre el propio conocimiento. Es de provecho, porque hay algunos puntos de notar. Dice cómo se han de entender estas moradas.

MORADAS SEGUNDAS

Capítulo único: Que trata de lo mucho que importa la perseverancia para llegar a las postreras moradas, y la gran guerra que da el demonio, y cuánto conviene no errar el camino en el principio. Para acertar, da un medio que ha probado ser muy eficaz.

MORADAS TERCERAS

Cap. 1: Trata de la poca seguridad que podemos tener mientras se vive en este destierro, aunque el estado sea subido, y cómo conviene andar con temor. Hay algunos buenos puntos.
 
Cap. 2: Prosigue en lo mismo y trata de las sequedades en la oración y de lo que podría suceder a su parecer, y cómo es menester probarnos y prueba el Señor a los que están en estas moradas.

MORADAS CUARTAS


Cap. 1: Trata de la diferencia que hay de contentos y ternura en la oración y de gustos, y dice el contento que le dio entender que es cosa diferente el pensamiento y el entendimiento. Es de provecho para quien se divierte mucho en la oración (1).

Cap.2: Prosigue en lo mismo y declara por una comparación qué es gustos y cómo se han de alcanzar no procurándolos.

Cap.3: En que trata qué es oración de recogimiento, que por la mayor parte la da el Señor antes de la dicha. Dice sus efectos y los que quedan de la pasada que trató, de los gustos que da el Señor.

 MORADAS QUINTAS

Cap.1: Comienza a tratar cómo en la oración se une el ama con Dios. Dice en qué se conocerá no ser engaño.

Cap. 2: Prosigue en lo mismo. Declara la oración de unión por una comparación delicada. Dice los efectos con que queda el alma. Es muy de notar. 

Cap. 3: Continúa la misma materia. Dice de otra manera de unión que puede alcanzar el alma con el favor de Dios, y lo que importa para esto el amor del prójimo. Es de mucho provecho. 

Cap. 4: Prosigue en lo mismo, declarando más esta manera de oración Dice lo mucho que importa andar con aviso, porque el demonio le trae grande para hacer tornar atrás de lo comenzado.

MORADAS SEXTAS

Cap.1:Trata cómo en comenzando el Señor a hacer mayores mercedes hay más grandes trabajos. Dice algunos y cómo se han en ellos los que están ya en esta morada. Es bueno para quien los pasa interiores.

Cap. 2: Trata de algunas maneras con que despierta nuestro Señor al alma, que parece no hay en ellas qué temer, aunque es cosa muy subida.

Cap. 3: Trata de la misma materia y dice de la manera que habla Dios al alma cuando es servido, y avisa cómo se han de haber en esto y no seguirse por su parecer. Pone algunas señales para que se conozca cuándo no es engaño y cuándo lo es. Es de harto provecho.

Cap. 4: Trata de cuando suspende Dios el alma en la oración con arrobamiento o éxtasis o rapto, que todo es uno a mi parecer (1), y cómo es menester gran ánimo para recibir tan grandes mercedes de su Majestad.

Cap. 5: Prosigue en lo mismo, y pone una manera de cuando levanta Dios el alma con un vuelo del espíritu en diferente manera de lo que queda dicho. Dice alguna causa por que es menester ánimo. Declara algo de esta merced que hace el Señor, por sabrosa manera. Es harto provechoso.

Cap. 6: En que dice un efecto de la oración que está dicha en el capítulo pasado. Y en qué se entenderá que es verdadera y no engaño. Trata de otra merced que hace el Señor al alma para emplearla en sus alabanzas.

Cap. 7: Trata de la manera que es la pena que sienten de sus pecados las almas a quien Dios hace las mercedes dichas. Dice cuán gran yerro es no ejercitarse, por muy espirituales que sean, en traer presente la Humanidad de nuestro Señor y Salvador Jesucristo, y su sacratísima Pasión y vida, y su gloriosa Madre y santos. Es de mucho provecho.

Cap. 8: Trata de cómo se comunica Dios al alma por visión intelectual, y da algunos avisos, y dice los efectos que hace cuando es verdadera. Encarga el secreto de estas mercedes.

Cap. 9: Trata de cómo se comunica el Señor al alma por visión imaginaria, y avisa mucho se guarden de desear (1) ir por este camino. Da para ello razones. Es de mucho provecho.

Cap.10: Dice de otras mercedes que hace Dios al alma por diferente manera que las dichas, y del gran provecho que queda de ellas.

Cap.11: Trata de unos deseos tan grandes e impetuosos que da Dios al alma de gozarle, que ponen en peligro de perder la vida, y con el provecho que se queda de esta merced que hace el Señor.

MORADAS SÉPTIMA

Cap.1: Trata de mercedes grandes que hace Dios a las almas que han llegado a entrar en las séptimas moradas. Dice cómo, a su parecer, hay diferencia alguna del alma al espíritu, aunque es todo uno. Hay cosas de notar.

Cap. 2: Procede en lo mismo. Dice la diferencia que hay de unión espiritual a matrimonio espiritual. Decláralo por delicadas comparaciones, en que da a entender cómo muere aquí la mariposilla que ha dicho en la quinta morada.

Cap. 3: Trata los grandes efectos que causa esta oración dicha. Es menester ir con atención y acuerdo de los que hacen las cosas pasadas, que es cosa admirable la diferencia que hay.

Cap.4: Con que acaba, dando a entender lo que le parece pretende nuestro Señor en hacer tan grandes mercedes al alma, y cómo es necesario que anden juntas Marta y María. Es muy provechoso.

EPILOGO