Sor María de Jesús,
tenía un gran celo por "salvar almas para el Señor"; desde su más tierna
edad, Dios le concedió tener una visión del alma en gracia santificante
y del alma en pecado mortal que marcó totalmente su vida, desde ese
momento María Coronel Arana ya no sería la misma. A partir de allí, su
espíritu se encumbraría a buscar sólo a satisfacer a su Amado, a
entregarse por entera a Él.
El Señor le favoreció con fenómenos
exteriores, pero todos estos fenómenos místicos extraordinarios cesaron,
para dar paso a una concentración de lo sobrenatural en su interior, el
cual se manifestó con el fenómeno único de la bilocación que le hacía
actuar a distancia de miles de kilómetros en las tierras americanas de
Nuevo México.
Era el año 1622. Sor María tenía sólo 20 años. La
bilocación que trasladó a Sor María desde su retiro de Ágreda sobre el
Atlántico hasta América fue en su tiempo algo que causó el más grande
estupor, no sólo en España sino en las mismas Indias, donde ha perdurado
hasta nuestros días la fama de la dama azul del Oeste que evangelizara
vasta zonas de Nuevo México. Los obstáculos a la acción de los
misioneros eran duros. Ante todo la hostilidad de las tribus indígenas,
luego la dificultad de las lenguas autóctonas- diferentes y extrañas en
su estructura-, las grandes distancias, etc.
Es cuando se inician las
inexplicables actuaciones de la legendaria "dama de azul" que prepara a
los indios a la recepción del bautismo. De estos sucesos dejó ella misma
una narración: "Paréceme que un día, después de haber recibido a
nuestro Señor, me mostró Su Majestad todo el mundo, y conocí la variedad
de cosas criadas; cuán admirable es el Señor en la universidad de la
tierra; mostrábame con mucha claridad la multitud de criaturas y almas
que había, y entre ellas cúan pocas que profesasen lo puro de la fe, y
que entrasen por la puerta del bautismo a ser hijos de la santa Iglesia.
Dividíase el corazón de ver que la copiosa redención no cayese sino
sobre tan pocos. Conocía cumplido lo del Evangelio, que son muchos los
llamados y pocos los escogidos...
Entre tanta variedad de los que no
profesaban y confesaban la fe, me declaró que la parte de criaturas que
tenían mejor disposición para convertirse, y a que más su misericordia
se inclinaba, eran los del Nuevo México y otros reinos remotos de hacia
aquella parte. Él manifestarme el Altísimo su voluntad en esto, fue
mover mi ánimo con nuevos afectos de amor de Dios y del prójimo, y a
clamar de lo íntimo de mi alma por aquellas almas."
Era el ardor
misionero de Sor María de Jesús. Desde el año 1622 al 1625 se hizo
presente, como evangelizadora, lo menos 500 veces -dice en las primeras
declaraciones- en las provincias de Quiviras, Jumanas y otras zonas de
Nuevo México (actualmente estas zonas se encuentran ubicadas en los
estados de Nuevo México, Texas y Arizona de los Estados Unidos de
Norteamérica) hasta que la fama que iban adquiriendo tales hechos le
aconsejó pedir a Dios que cesaran estos dones, cosa que consiguió.
Los
indígenas le llamaban "la dama de azul", por el manto celeste de
concepcionista que llevaba. Predicó a muchos el Evangelio y hasta sufrió
una especie de martirio. Por entonces ya había misioneros franciscanos
en aquellas regiones. Y sugirió a los indios que se presentaran a los
misioneros para que, una vez evangelizados, toda la región pudiera
recibir el bautismo.
Se asombraron los misioneros de ver tanta gente
dispuesta y comenzaron a indagar dónde podría vivir aquella "dama de
azul" que decían los nativos. El año 1630 Alonso Benavides vino a
España, se dirigió al ministro general de los Frailes menores,
Bernardino de Sena, y le refirió aquella historia de la evangelización
de Nuevo México. Y como ya la conocía por otras referencias, le envió al
convento de la Purísima Concepción de Ágreda para que comprobase la
veracidad de tales revelaciones.
Benavides atestiguó que la "dama de
azul" no era otra que María de Ágreda y así lo consignó en sus memorias.
De estas bilocaciones se hizo un doble proceso de la Inquisición en los
años 1635 y 1650.
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