La palabra del perdón pueda llegar a todos y la llamada a experimentar la misericordia no deje a ninguno indiferente. Mi invitación a la conversión se dirige con mayor insistencia a aquellas personas que se encuentran lejanas de la gracia de Dios debido a su conducta de vida. Pienso en modo particular a los hombres y mujeres que pertenecen a algún grupo criminal, cualquiera que éste sea. Por vuestro bien, os pido cambiar de vida. Os lo pido en el nombre del Hijo de Dios que si bien combate el pecado nunca rechaza a ningún pecador. No caigáis en la terrible trampa de pensar que la vida depende del dinero y que ante él todo el resto se vuelve carente de valor y dignidad. Es solo una ilusión. No llevamos el dinero con nosotros al más allá. El dinero no nos da la verdadera felicidad. La violencia usada para amasar fortunas que escurren sangre no convierte a nadie en poderoso ni inmortal. Para todos, tarde o temprano, llega el juicio de Dios al cual ninguno puede escapar.
La misma llamada llegue también a todas las personas promotoras o
cómplices de corrupción. Esta llaga putrefacta de la sociedad es un
grave pecado que grita hacia el cielo pues mina desde sus fundamentos la
vida personal y social. La corrupción impide mirar el futuro con
esperanza porque con su prepotencia y avidez destruye los proyectos de
los débiles y oprime a los más pobres. Es un mal que se anida en gestos
cotidianos para expandirse luego en escándalos públicos. La corrupción
es una obstinación en el pecado, que pretende sustituir a Dios con la
ilusión del dinero como forma de poder. Es una obra de las tinieblas,
sostenida por la sospecha y la intriga. Corruptio optimi pessima,
decía con razón san Gregorio Magno, para indicar que ninguno puede
sentirse inmune de esta tentación. Para erradicarla de la vida personal y
social son necesarias prudencia, vigilancia, lealtad, transparencia,
unidas al coraje de la denuncia. Si no se la combate abiertamente, tarde
o temprano busca cómplices y destruye la existencia.
¡Este es el tiempo oportuno para cambiar de vida! Este es el tiempo
para dejarse tocar el corazón. Ante el mal cometido, incluso crímenes
graves, es el momento de escuchar el llanto de todas las personas
inocentes depredadas de los bienes, la dignidad, los afectos, la vida
misma. Permanecer en el camino del mal es sólo fuente de ilusión y de
tristeza. La verdadera vida es algo bien distinto. Dios no se cansa de
tender la mano. Está dispuesto a escuchar, y también yo lo estoy, al
igual que mis hermanos obispos y sacerdotes. Basta solamente que acojáis
la llamada a la conversión y os sometáis a la justicia mientras la
Iglesia os ofrece misericordia.
Misericordiae Vultus
BULA DE CONVOCACIÓN
DEL JUBILEO EXTRAORDINARIO
DE LA MISERICORDIA
DEL JUBILEO EXTRAORDINARIO
DE LA MISERICORDIA
FRANCISCO
OBISPO DE ROMA
SIERVO DE LOS SIERVOS DE DIOS
A CUANTOS LEAN ESTA CARTA
GRACIA, MISERICORDIA Y PAZ
OBISPO DE ROMA
SIERVO DE LOS SIERVOS DE DIOS
A CUANTOS LEAN ESTA CARTA
GRACIA, MISERICORDIA Y PAZ
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