
Santa Teresa de Jesús, se encomendó a san José, es así como ella habla mucho de
el, y fue gran devota de este Santo.
Esta es una selección de párrafos
escrito Santa Teresa.
1.- Y tomé por
abogado y señor al glorioso san José y me encomendé mucho a él. Vi claro que,
tanto de esta necesidad como de otras mayores, de perder la fama y el alma, este
padre y señor mío me libró mejor de lo que yo lo sabía pedir. No me acuerdo
hasta hoy de haberle suplicado nada que no me lo haya concedido (V
6,6).
Es cosa que espanta las grandes mercedes que me ha hecho Dios por
medio de este bienaventurado santo, y de los peligros de que me ha librado, así
de cuerpo como de alma; que a otros santos parece que les dio el Señor gracia
para socorrer en una necesidad; pero a este glorioso santo tengo experiencia de
que socorre en todas, y quiere el Señor darnos a entender, que así como le
estuvo sometido en la tierra, pues como tenía nombre de padre, siendo custodio,
le podía mandar, así en el cielo hace cuanto le pide.
2.- Y esto lo han
comprobado algunas personas, a quienes yo decía que se encomendasen a él,
también por experiencia; y aun hay muchas que han comenzado a tenerle devoción,
habiendo experimentado esta verdad (V 6, 6)
3.- Procuraba yo celebrar su
fiesta con toda la solemnidad que podía, más llena de vanidad que de espíritu,
queriendo que se hiciese bien y con muchos detalles, aunque con buena intención
(V 6, 7).
4.- Querría yo persuadir a todos que fuesen devotos de este
glorioso santo, por la gran experiencia que tengo de los bienes que alcanza de
Dios. No he conocido a nadie que le tenga verdadera devoción y le haga
particulares servicios, que no lo vea más aprovechado en la virtud; pues ayuda
mucho a las almas que a él se encomiendan (V 6, 7).
5.- Creo que ya hace
algunos años que el día de su fiesta le pido una cosa y siempre la veo cumplida;
si la petición va algo torcida, él la endereza para más bien mío (V 6,
7).
6.- Quien no hallare maestro que le enseñe a orar, tome a este
glorioso Santo por maestro y no errará el camino. No quiera el Señor que haya yo
errado atreviéndome a hablar de él; porque aunque publico que soy devota suya,
en servirle y en imitarle siempre he fallado. Pues él hizo, como quien es, que
yo pudiera levantarme y no estar tullida; y yo, como quien soy, usando mal de
esta merced (V 6, 8).
6.- No me hartaba de dar gracias a Dios y al
glorioso Padre mío san José, que me pareció que él lo había traído, porque fray
Pedro era Comisario General de la Custodia de san José, a quien me encomendaba
mucho, y a nuestra Señora (V 3, 7).
7.- Un día, después de comulgar, Su
Majestad me mandó con mucha insistencia que lo intentara con todas mis fuerzas,
y me hizo grandes promesas de que se haría el monasterio, y que Dios se
glorificaría mucho en él, y que su título fuese de san José, que él nos
ampararía en una puerta y nuestra Señora en la otra (V 32, 11).
8.- Una
vez estaba en un apuro del que no sabía cómo salir, pues no tenía dinero para
pagar a unos albañiles, y se me apareció san José, mi verdadero padre y señor, y
me dijo que no faltaría dinero y que los contratara; y así lo hice, sin un
céntimo. Y el Señor de modo maravilloso que asombraba a los que lo oían, me
proveyó (V 33, 12).
9.- Al glorioso san José no vi con tanta claridad,
aunque vi muy bien que estaba allí, como en las visiones que he dicho que no se
ven (V 33, 15).
10.- Mas ¡ay, hijas!, encomiéndenme a Dios y sean devotas
de san José, que puede mucho (Cc 28ª).
11.- Ya entonces yo oraba mucho a
nuestro Señor, suplicándole que no me fuese sin dejarles casa (en Sevilla), y
hacía que las hermanas se lo pidiesen y al glorioso san José, y hacíamos muchas
procesiones (F 25, 3).
12.- Las hermanas habían pedido mucho a san José
que para su día tuviese casa (en Burgos), y sin pensar que la tendrían tan
pronto, se lo cumplió (F 31, 36).
13.- Los días primeros de pascua, u
otros días de solemnidad, podrán cantarLaudes, en especial el día del glorioso
de san José (Const 1, 3).
14.- Aunque tenga muchos santos por abogados,
tengan particularmente a san José, que alcanza mucho de Dios (Av 65).