Señor Jesús,
que has querido guiar a tu pueblo
mediante el misterio de tus sacerdotes:
¡Gracias por tan preciado regalo a toda la humanidad!
Cuida a cuantos has llamado a ser tus pastores
y cólmalos con tu Gracia.
Fortalece el corazón de aquellos jóvenes
que están dispuestos a arriesgarlo todo por Ti
para ser testigos de tu misericordia entrañable,
para partir, repartir y compartir
el pan de la Palabra y de la Eucaristía.
Amén.
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