Es voluntad de Jesucristo, y de la Iglesia, que tributemos fervoroso culto a María. Culto de hiperdulía, es decir, inferiro al de adoración y superior al de veneración.
Nuestro culto no debe ser un vano sentimentalismo, sino un culto de veneración, de acción de gracias, de pedirle favores y especialmente de imitar sus virtudes.
El devoto de María debe cumplir el mandato de su Madre: "Haced lo que Él os diga" (Jn 2,5)
Siete categorías de falsos devotos señala San Luis María Grignión de Montfort: Los críticos, los presuntuosos, los inconstantes, los hipócritas y los interesados.
El mismo santo señala que la verdadera devoción debe ser: interior, tierna, santa contante y desinteresada.
Pablo VI, deba preciosas normas sobre el culto mariano como proveniente de Cristo y conducente a Cristo. Debemos imitar a María, sobre todo como: Virgen orante, Virgen oyente, Virgen oferente y Virgen madre.
La Virgen del Carmen es la Virgen mas popular, la que se presenta: "En la vida protejo, en la muerte ayudo y después de la muerte, salvo".
"Así como el bautismo me concedió la primera gracia... que al vestir el escapulario del Carmen me ayude a no mancharla. Gracias madre del Carmen por el don de tu vestido." (San Juan Pablo II)
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