martes, 30 de septiembre de 2014

JESÚS ENSEÑA POR MEDIO DE PARÁBOLAS

                                        

Jesús enseñó en parábolas, y como los discípulos no lo entendieron, les explicó cuando estuvieron a solas con Él las comparaciones del sembrador, la cizaña entre el buen trigo y el peligro de arrancar el trigo junto con la cizaña. Fue especialmente Santiago el Mayor quien le dijo que no lo había entendido, y por qué no hablaba más claro. Jesús les dijo que les qería declarar todas estas cosas, que no pueden ser dichas más claramente, por los débiles y los paganos que escuchan. Ya que se asustan de verse en tan gran bajeza, cuando les habla de su vida, es necesario que la enseñanza sobre el Reino de Dios se vaya abriendo poco a poco como una semilla en cuya planta los granos están encerrados y la semilla enterrada en la tierra; por eso la enseñanza en parábolas está velada. Les desveló que la parábola del sembrador se refería a la misión de ellos mismo de trabajar en esta cosecha; les habló de su seguimiento, y cómo pronto debían dejarlo todo para seguirle y entonces les explicaría todas estas cosas mejor. Santiago el Mayor, preguntó también: "¿Por qué, Maestro, quieres declararnos estas cosas a nosotros, que somos ignorantes, para que las digamos? Dilas mejor a Juan, el Bautista, que tiene tanta fe y él clamará a todos diciendo quien eres Tú". Cuando por la tarde Jesús predicó en la sinagoga recobraron los fariseos algún coraje y echaron en cara que en Gabara le hubiese dicho a Magdalena: "Tus pecados te son perdonados". "¿Cómo lo puedes saber? ¿Cómo has podido decir eso? Esto es una blasfemia." Jesús les contestó, reduciéndolos a silencio. Ellos querían que Jesús dijese que no era un hombre sino Dios, pero no puedieron hacerle caer, y Jesús les aguaba la fiesta. Esot sucedía en el pórtico, a la entrada de la sinagoga. Por último promovieron un griterío y un gran tumulto. Jesús desapareció entre la muchedumbre, de modo que no sabían dónde se encontraba. Jesús anduvo entre los barrancos del jardín, detrás de la sinagoga, por los huertos y jardines de Zerobabel, y por caminos extraviados llegó a la casa de su Madre. Pasó allí una parte de la noche e hizo saber a Pedro y a los demás discípulos que le acompañasen a la mañana siguiente hacia Naím, para encontrarse con Élen la otra parte del valle, en la pescadería de Pedro. Aquí le preguntaron el centurión Cornelio y su criado qué debían hacer para ser salvos, y Jesús les dijo que se hiciesen bautizar con todos los suyos."

Revelaciones y visiones de la Beata Ana Catalina Emmerick (1774-1824)

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