299 (130) + Un secreto del alma.
Una vez, cuando el confesor me mandó preguntar al Señor Jesús por el significado de los dos rayos que están en esta imagen (113); contesté que sí, que se lo preguntaría al Señor.
Durante la oración oí interiormente estas palabras: Los dos rayos significan la Sangre y el Agua. El rayo pálido simboliza el Agua que justifica a las almas. El rayo rojo simboliza la Sangre que es la vida de las almas...........................................
Ambos rayos brotaron de las entrañas mas profundas de Mi misericordia cuando Mi Corazón agonizante fue abierto en la cruz por la lanza.
Estos rayos protegen a las almas de la indignación de Mi Padre. Bienaventurado quien viva a la sombra de ellos, porque no le alcanzará la justa mano de Dios. Deseo que le primer domingo después de la Pascua de Resurrección sea la Fiesta de la Misericordia.
300 + Pide a Mi siervo fiel (132) que en aquel día hable al mundo entero de esta gran misericordia Mía, que quien se acerque ese día a la Fuente de la Vida, recibirá el perdón total de las culpas y de las penas.
+ La humanidad no conseguirá la paz hasta que no se dirija con confianza a Mi misericordia.
+ Oh, cuánto Me hiere la desconfianza del alma. Esta alma reconoce que soy santo y justo, y no cree que Yo soy la Misericordia, no confía en Mi bondad. También los demonios admiran Mi justicia, pero no creen en Mi bondad.
Mi Corazón se alegra de este título de misericordia.
301 Proclama que la misericordia es el atributo más grande de Dios. Todas las obras de Mis manos están coronadas por la misericordia.
302 (131) + Oh Amor Eterno, deseo que Te conozcan todas las almas que has creado. Desearía hacerme sacerdote, para hablar incesantemente de Tu misericordia a las almas pecadoras, hundidas en la desesperación. Desearía ser misionero y llevar la luz de la fe a los países salvajes para darte a conocer a las almas y morir en el martirio sacrificada por ellas como Tu has muerto por mi y por ellas. Oh Jesús, sé perfectamente que puedo ser sacerdote, misionero y predicador puedo morir en el martirio anonadándome totalmente y negándome a mi misma por el amor hacia Ti, Jesús y hacia las almas inmortales. Un gran amor sabe transformar las cosas pequeñas en cosas grandes y solamente el amor da valor a nuestras acciones; y cuánto mas puro se hace nuestro amor, tanto menos tendrá por destruir en nosotros el fuego del sufrimiento, y el sufrimiento dejará de serlo para nosotros. Se convertirá en un gozo. Con la gracia de Dios he recibido ahora esta disposición del corazón, de que nunca estoy tan feliz como cuando sufro por Jesús, al que amo con cada latido del corazón.
SANTA MARIA FAUSTINA KOVALSKA ( Diario. La Divina Misericordia en mi alma)
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