viernes, 27 de marzo de 2015

ORACIÓN EN EL LUGAR DE LAS APARICIONES EN MEDJUGORJE

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María, aquí estoy, en Tu Podbrdo. Aquí estoy, en el lugar donde los ojos de los por Ti elegidos Te miraron por vez primera. Aquí estoy, oh Señora, en el sito que escogiste para comenzar esta gran renovación de Tus hijos. Aquí estoy, Madre llena de amor, en el rincón que Tú llenaste con Tu presencia. Aquí estoy, Reina de la Paz, en el punto desde el cual, con una enorme cruz en Tus manos y en medio de Tu llanto, llamaste a todos a la reconciliación y a la paz. He venido a estar Contigo en este lugar. En silencio y en soledad, sobre este terreno pedregoso, quiero decirte "gracias".

¡Gracias Madre por haber venido a nosotros! ¡Gracias por Tu particular predilección por los sencillos, los pequeños y los humildes! ¡Gracias por el amor y el cuidado maternal que nos procuras! ¡Gracias por la esperanza y el gozo que nos has proporcionado con Tu venida! ¡Gracias por compartir nuestra alegría!

"Queridos hijos, también hoy doy gracias al Señor por todo lo que está haciendo por mí, y de manera especial por el don de poder estar hoy con ustedes. Queridos hijos, estos son días en los que el Padre ofrece gracias particulares a todo aquellos que el abren el corazón. Yo los bendigo y deseo que también ustedes, queridos hijos, conozcan las gracias y que pongan todo a disposición de Dios par aque El sea glorificado a través de ustedes. Mi corazón sigue atentamente cada uno de sus pasos. Gracias por haber respondido a mi llamado." (25 de diciembre de 1986)

María, gracias por haber abierto tantos corazones con Tu amor maternal, de tal manera que ahora estas almas se han puesto a la disposición de Dios, como Tú misma lo hiciste.

Padre Celestial, me uno a María para decirte con Ella: "Aquí estoy Señor, dispuesto a hacer Tu voluntad". No me será dificil, tomando en cuenta la paz y el amor que ahora siento. Me abro a Tu palabra, como se abrieron los ojos de los videntes, en el momento de su encuentro maravilloso con Tu esclava y Madre nuestra.

Padre, permite hoy a María tocar mi corazón y mi vida, tal y como Ella tocó estas rocas, zarzas y matorrales. A menudo, mi corazón se vuelve tan duro como las piedras y tan hiriente como las espinas de estos matorrales. Padre, permite a Nuestra Señora tomarme en Su regazo, como al Niño que traía en Sus brazos y que mostró desde lejos a los videntes, en el segundo día de las apariciones. La vida me ha golpeado duramente. Permite que hoy encuentre el alivio y la serenidad en el regazo de María.

Madre, gracias por la experiencia que vivieron los videntes, en el segundo día de Tus aparciones. Ellos fueron capaces de llegar hasta aquí casi volando, sin sentir las piedras ni las espinas. Corrían hacia Ti y nadie pudo alcanzarlos. ¡Oh Señora querida, mira mis pasos en falso y todas las veces que me he sentido ahogado y sin fuerza paa moverme! Frecuentemente me quedo atorado en los problemas y no logro continuar mi camino. Mi corazón y mis ojos se vuelven siempre hacia las rocas y matorrales de la vida, de tal manera que me resulta imposible divisar el camino en medio de ellas y, aun cuando lo intento, en poco tiempo me fatigo y claudico. Hoy he subido a Tu colina. A diferencia de los videntes, no llegué aquí como un tiro de piedra. Pero precisamente po eso. Te pido de corazón en este santo lugar, que a través de Tu bendición hagas más sencillo mi caminar por el mundo. Me pongo enteramente a Tu disposición, a pesar de toda la debilidad que poseo y que ha sido ocasionada por mi pecado e iniquidad. ¡María, gracias por haberte rebajado para estar junto a todos nosotros!

Oro a Ti en favor de aquellos que aún están lejos de alcanzar esta cima y que se han detendio en el camino agobiados por la fatiga. Haz que se llenen de gozo por Tu venida, así como Tú te regocijas por cada uno de los que llegamos aquí arriba. Ayúdanos a ponerse en marcha, a reconciliarse y a sobreponerse a todo terreno pedregoso que encuentren en la vida y que hallen siempre nuevas formas de permanecer firmes ante la adversidad.

Te pido María por el mundo entero, también por los que tienen a su cargo el gobierno de las naciones y estados. Dirige sus corazones hacia la paz. ¡Bendícelos, para que sepan conducir a otros por el camino de la paz!

¡Oh Madre Inmaculada, quiero que mi corazón llegue a se totalmente obediente y tan puro como el Tuyo lo fue! Igualmente deseo, a partir de ahora, permanecer siempre en la luz, envuelto con el manto del amor y la salvación. Quiero, como Tú, mantener bajo mis pies todo pecado e iniquidad. Contigo Madre quiero aplastar la cabeza de Satanás. Quiero ser enteramente Tuyo María. Gracias por haber dicho que Tú deseas transformar mí corazón y conformarlo de acuerdo a Tu Corazón Inmaculado y materno. Haz que regrese así transfigurado, a mi familia, a las otras personas, al mundo.

Y ahora, quiero estar en silencio y no hablar más. Solamente deseo sentir Tu amor y Tu presencia en mi corazón, en mi alma. Deseo escuchar los latidos de mi corazón, mientras me reclino contra una roca, como si lo hiciera contr Tu regazo. Serena mi corazón, para que llegue a él la paz... ¡bendíceme Madre! Amén.

SLAVKO BARBARIC, O. F. M.

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