De repente, la Santísima Virgen me pareció hermosa , tan hermosa , que yo nunca había visto nada tan bello. Su rostro respiraba una bondad y una ternura inefables. Pero lo que me caló hasta el fondo del alma fue la encantadora sonrisa de la Santísima Virgen.
En aquel momento, todas mis penas se disiparon. Dos gruesas lágrimas brotaron de mis párpados y se deslizaron silenciosamente por mis mejillas, pero eran lágrimas de pura alegría... ¡La Santísima Virgen, pensé, me ha sonreído! ¡Qué feliz soy...!”
(Santa Teresita del Niño Jesús. Historia de un alma, III )
Oración de Santa Teresita a la Virgen
Porque
te amo, Madre
porque me alegra el nombrarte
porque pensar en tu suma grandeza
no puede inspirarme temor.
porque me alegra el nombrarte
porque pensar en tu suma grandeza
no puede inspirarme temor.
Meditando tu vida sencilla
me atrevo a mirarte y a acercarme a vos.
María,
aunque soy pequeña
poseo en mí a mi Dios;
más no me asusta mi debilidad,
tu tesoro también es el mío.
poseo en mí a mi Dios;
más no me asusta mi debilidad,
tu tesoro también es el mío.
Cuando Jesús viene a mi corazón
sueña estar reposando en vos misma, María.
Los
pequeños de la tierra
Madre te miran sin miedo
marchando por el camino común
los guías al cielo.
Madre te miran sin miedo
marchando por el camino común
los guías al cielo.
Tu mirada aleja el temor,
nos enseña a llorar, nos enseña a reír.
María
vos nos amás
como nos ama Jesús;
amar es dar todo y darse a sí mismo.
como nos ama Jesús;
amar es dar todo y darse a sí mismo.
Te diste toda a nosotros.
Dios conocía tu inmensa ternura
y te quiso dejar como refugio nuestro.
Vos
que viniste Madre
a sonreírme en la mañana de mi vida,
ven a darme tu sonrisa otra vez
ahora que ya es la tarde.
Amén.
a sonreírme en la mañana de mi vida,
ven a darme tu sonrisa otra vez
ahora que ya es la tarde.
Amén.
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