lunes, 25 de agosto de 2014

DE LA MANERA DE ORAR


"Es verdad que el enemigo trata de impedir al hombre que haga oración, y cuanto más devota es esta oración, mayor empeño pone él en combatirlo. Sobre este punto me fue mostrada una vez esta semejanza: me hallaba en una hermosa iglesia y vía a tres mujeres que hacían oración. Detrás de ellas había un figura horrible, la cual empezó a halagar a la primera de las mujeres, que no tardó en dormirse. Se acercó luego a la segunda con el mismo intento; pero no pudo conseguirlo del todo. Habiéndose llegado a la tercera, la golpeó y maltrató tanto que fue gran compasión de ella. Pregunté a mi guía qué significaba aquella visión y él me respondió que era un símbolo de la oración. La primera mujer había empezado a orar sin fervor ni gravedad y por esto la durmió luego el demonio; la segunda era mejor que la primera, pero también tibia; la tercera era buena y su oración muy fervorosa, por lo cual la tentación fue más violenta, pero felizmente la rechazó.

Es oración especialmente agradable a Dios la que se hace por los demás y sobre todo por las almas del Purgatorio. Rogando, pues, por ellas pone uno su oración a buen rédito. Yo por mi parte me presento delante de Dios, sumo Señor, como sierva suya y hago mi oración diciendo: "Haz, Señor, de mí lo que sea tu voluntad", y me retiro tranquila, pues un Padre tan bueno y amoroso no puede menos que darme pruebas de su bondad.

Las almas del Purgatorio sufren tormentos indecibles. La diferencia entre los tormentos del Infierno y los del Purgatorio está en que en aquel no hay sino desesperación, mientras que en el Purgatorio reina la esperanza."

Revelaciones y visiones de la Beata Ana Catalina Emmerick (1774-1824)

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