sábado, 30 de agosto de 2014

EL MISTERIO DE SANACIÓN DE DOS EX MARINES



                                                          

Esta es una extraordinaria historia de dos hermanos gemelos, Rocco y José, ex Infantes de Marina de los EE.UU. que han descubierto su misión de fabricar rosarios de sanación hechos por ellos mismos, que regalan, no cobran.

Nacidos el domingo de Pascua 1949 José y Rocco Nasiatka de Pawcatuck, Connecticut habían crecido en un hogar muy piadoso, y de hecho habían comenzado a hacer rosarios cuando tenían 12 años. Pero habían perdido la emoción por la religión en la Infantería de Marina. José era un sargento que sirvió en Guam mientras Rocco estuvo en Vietnam. Y, como dice José, los marines “tomaron la santidad en nosotros.” 


Ellos no se parecen al vidente estándar. Se ven como si estuvieran más a gusto trabajando en un muelle que de rodillas en una iglesia.


LAS APARICIÓN A ROCCO

 


Para Rocco, sucedió en Vietnam, a unos 18 kilómetros de Da Nang. El estaba en la Compañía Delta, Primer Batallón, Séptima Infantería de Marina. Una noche, a finales de junio de 1968, Rocco, quien operaba un arma M-60, estaba estacionado en una emboscada en lo que se llamó el Colina 41. Estaba sentado allí viendo al enemigo mientras otros dormían cuando de repente María estaba allí, sin previo aviso, sólo flotando delante de sus ojos.

“Ella era absolutamente hermosa”, relata.

“Ella estaba elevada de la tierra, estaba vestida de color azul, y me dijo que iba a ser herido, que mi vida fue “mitigada”. Esa fue la palabra. Que me iba a morir en Vietnam. Había sentido – antes de irme a Vietnam – que había sido marcado para morir, pero aún así lo hice porque era mi deber, yo era un infante de marina”.

Él había sido marcado para la muerte, pero el destino iba a ser reducido. Iba a ser reducido a causa de las oraciones, dice Rocco, ahora en la cincuentena. En lugar de la muerte, el Señor lo iba a enviar a un sufrimiento físico.

“Iba descalza y elevada del suelo”, continúa hablando sobre la aparición. “Ella dijo, ‘¿Cómo te sientes acerca de una discapacidad? ‘Ella dijo:”Va a ser severa”. “Yo dije que podía manejarla si mi cerebro estaba intacto.”

El ex marine dice que vio a la Virgen con los ojos bien abiertos y en la pose de la Virgen de Gracia, pero toda en azul, “más como un azul eléctrico, vibrante y hermoso. Ella estaba toda en azul y ella sólo apareció justo en frente de mí”. 

Cuando ella le adelantó que iba a ser herido señaló a su mano izquierda y dijo que iba a tener una discapacidad grave – en concreto prediciendo lo que ocurriría una semana después, algo que, al volver a contarlo, pone a Rocco con piel de gallina.

La profecía se cumplió precisamente – en lo que es una de las visitas más destacadas que hemos oído hablar – una semana más tarde. En la noche del 4 de julio de 1968, en una emboscada, Rocco reposaba su mano encima de la cubierta de alimentación de la ametralladora cuando su unidad fue atacada a balazos. Cuatro balas devastaron su mano izquierda, mientras que otras pegaron en los dedos de su mano derecha. La mano izquierda y su posición encima del arma fue justo para desviar que las balas golpearan su cabeza, mientras la bala en su mano derecha  pasó a través de la piel sin tocar el hueso.

“Cuando la Santa Madre me habló, había dicho que sería mi dedo índice izquierdo que tendría que ser amputado, y lo que hizo fue tomar una buena porción de mi mano porque se había formado gangrena”, dice Rocco. “Ellos tomaron el otro dedo también. Pero el de la mano derecha, si pudieras verlo, uno se pregunta cómo pudo suceder. Pasó a través de la piel y no tocó el hueso, un puro milagro, así de simple”.


TAMBIÉN JOSÉ HA VISTO A MARÍA 

 


Su aparición se produjo 27 años después de la de su hermano, mientras que él estaba en su dormitorio. Ella apareció de la nada, cuando ella llegó, todo, todo en la habitación desapareció.

“Era septiembre de 1995, cuando la Santísima Virgen se me apareció”, dice José. “Cuando la vi ella era absolutamente preciosa. Yo era un policía militar, por lo que [más tarde cuando se produjo la aparición] me llevó a recordar una gran cantidad de detalles. Aparentaba unos 25 años de edad, muy hermosa, muy baja estatura. Ella no era grande. Y estaba descalza”. 

“Tenía como un manto azul y le pregunté a quemarropa, ¿por qué interveniste por mi hermano, porque me acordé de que se había aparecido a mi hermano en Vietnam”.

Y ella dijo: “Fueron las lágrimas de su madre y sus oraciones que habían conseguido mi atención.”

Le pedí que me explicara por qué iba a pasar, y ella hizo un gesto con las manos. Y ella dijo:

“En la vida hay una corriente de vida. Tu hermano fue a morir en Vietnam”. 

Y continuó: “Le pedí al Padre de misericordia, y la misericordia le fue concedida”. 

“Yo era muy analítico”, dice Rocco. “Yo estaba cuestionándola porque no entendí cuando dijo eso, ella extendió sus manos separadas como Nuestra Señora de Gracia y dijo:..”Tengo un gran amor por toda la humanidad “- y cuando ella dijo esto hubo olas de su amor, su amor más hermoso, sus preciosas manos estaban separadas, y sentí como el amor que venía de sus manos a mí era como un océano. Estaba rodando en mí y era hermoso. Fue fantástico. Cuando la vi, todo lo demás desapareció a mi alrededor. Tenía rosas esparcidos a sus pies. Tenía metro y medio de altura. Lo notable fue el amor que sale de ella. Le dije a mi madre sobre ello al día siguiente. Alguien dijo que era porque estaba sumido en la fe, pero eso no es así. Yo ni siquiera había estado en una iglesia. Y luego, en octubre de ese año, mi madre sufrió una serie de ataques al corazón y lo que sucedió fue que en realidad volvimos a la fe en su lecho de muerte. El Espíritu Santo vino a mí.”


AHORA FABRICAN ROSARIOS

 


Ahora, a la espera de retirarse de puestos de trabajo con el Departamento de Servicios Groton, los dos hermanos hacen rosarios que exudan una gracia indescriptible. Es su misión.

La Virgen les había dicho que iban a ser santos y hacer muchos actos para ella, y eso es exactamente lo que pasó. Ella dijo que serían sus siervos y llevarían a muchas personas a Jesús. Así que ahora estos dos ex marines hacer rosarios. Nunca han cobrado dinero. Los dan libremente. Sienten que deben provenir del “sudor de la frente”.

Vienen lágrimas cuando los están haciendo, y lavan algunos rosarios con esas lágrimas. Ellos pararon de contar desde 1.000. Las cuentas no están son sólo entre las más hermosas que se han visto, sino que están impregnadas de un sentimiento espiritual. Aquellos a quienes se les da los rosarios han experimentado cosas hermosas: curaciones, conversiones, una mujer que se salvó del suicidio, otros han reclamado desde la curación emocional y protección contra accidentes automovilísticos hasta remisiones de presuntos cánceres.

Son aquellos que “más lo necesitan” aquellos a quienes los hermanos le suministran, y se niegan a aceptar dinero para los rosarios.

Jose dice que en una ocasión su esposa había dado un par a un terapeuta física en South County Hospital en Wakefield, Connecticut y a una pareja, que a su vez, se lo había dado a una hija que más tarde tuvo un accidente. El rosario se había colgado del espejo retrovisor y la hija pasó un accidente horrible sin un rasguño. Recuerda José:

“El coche parecía que había pasado por una trituradora, y sólo quedaba el rosario y el espejo, con chorros de luces que golpeaban el rosario cuando esta mujer fue a ver los restos del coche de la hija.”
Ellos saben que no son ellos. Ellos saben que son “recipientes”. Ellos saben que quienes realmente los necesitan los encontrarán – y es para aquellos que con gusto ministran.

 

viernes, 29 de agosto de 2014

CONSAGRACIÓN AL CORAZÓN DE JESÚS (PARTE IV)

                                  

CONSAGRACIÓN PERSONAL PARA TODOS LOS DÍAS

¡Sacratísima Reina de los cielos y Madre mía amabilísima! Yo (N. N.), aunque lleno de miserias y ruindades, alentado sin embargo con la invitación benigna del Corazón de Jesús, deseo consagrarme a Él; pero conociendo bien mi indignidad e inconstancia, no quisiera ofrecer nada sino por tus maternales manos, y confiando a tus cuidados, el hacerme cumplir bien todas mis resoluciones.

Corazón dulcísimo de Jesús, Rey de bondad y amor, gustoso y agradecido acepto con toda la decisión de mi alma ese suavísimo pacto de cuidar Tú de mí y yo de Ti, aunque demasiado sabes que vas a salir perdiendo. Lo mío quiero que sea tuyo; todo lo pongo en tus manos bondadosas: mi alma, salvación eterna, libertad, progreso interior, miserias; mi cuerpo, vida y salud, todo lo poquito bueno que yo haga o por mí ofrecieren otros en vida o después de muerto, por si algo puede servirte; mi familia, haberes, negocios, ocupaciones, etc., para que, si bien deseo hacer en cada una de estas cosas cuanto en mi mano estuviere, sin embargo, seas Tú el Rey que haga y deshaga a su gusto, pues yo estaré muy conforme, aunque me cueste, con lo que disponga siempre ese Corazón amante que busca en todo mi bien.

Quiero en cambio, Corazón amabilísimo, que la vida que me reste no sea una vida baldía; quiero hacer algo, más bien quisiera hacer mucho, porque reines en el mundo, quiero con oración larga o jaculatorias breves, con las acciones del día, con mis penas aceptadas, con mis vencimientos chicos, y en fin, con la propaganda, no estar, a ser posible, un momento sin hacer algo por Ti. Haz que todo lleve el sello de tu reinado divino y de tu reparación hasta mi postrer aliento, que, ¡ojalá! sea el broche de oro, el acto de caridad que cierre toda una vida de apóstol fervorosísimo.

Amén.

PROMESAS DEL CORAZÓN DE JESÚS A SUS DEVOTOS

(Tomadas directamente de las Revelaciones del Sagrado Corazón de Jesús a Santa Margarita María de Alacoque, su principal confidente. Son las que circulan oficialmente con aprobación de la Iglesia).

I. A quienes se consagran personalmente a Él:

1. Les daré todas las gracias necesarias para su estado.
2. Podré paz en sus familias.
3. Los consolaré en todas sus aflicciones.
4. Seré su amparo y refugio seguro durante su vida, y principalmente a la hora de su muerte.
5. Bendeciré sus empresas y haré que las orienten a su eterna salvación.
6. Los pecadores hallarán en mi corazón un océano infinito de misericordia.
7. Las almas tibias se harán fervorosas.
8. Las almas fevorosas se elevarán a gran perfección.
9. Bendeciré las casas en que la imagen de mi Corazón sea expuesta y honrada.
10. Mi Amor misericordioso concederá a todos los que comulguen nueve primeros viernes seguidos, la gracia de la penitencia final. No morirán en desgracia, ni sin recibir los Sacramentos, y mi Corazón se constituirá en un seguro auxilio en aquel postrer momento.

II. A sus Apóstoles:
 (Es decir, a los que viven a tope su consagración personal),

1. Sus nombres estarán escritos en mi Divino Corazón.
2. Todos los divinos tesoros están abiertos para ellos.
3. Con la amistad de este Divino Corazón, tienen segura la protección de la Santísima Virgen y la de todos los Santos.
4. Harán rápidos progresos en la perfección. Mi Corazón los santificará y glorificará.
5. Recibirán la gracia del Puro Amor Divino.
6. Atraerán grandes bendiciones sobre su patria y familia.
7. Estarán reservadas grandes bendiciones a sus obras de celo y apostolado. Harán grandes conversiones.
8. Alcanzarán la Ciencia de la Cruz y comprenderán su valor. En todos sus sufrimientos recibirán luz, fortaleza y consuelo.
9. Obtendrán ciertamente la gracia de la Perseverancia final y la de una santa muerte en el Amor Divino.
10. Mi Sagrado Corazón será, en sí mismo, la recompensa de mis apóstoles.

FLORENTINO ALCAÑIZ, S.J (Consagración personal al Corazón de Jesús).

NOTAS BIOGRÁFICAS DEL PADRE FLORENTINO ALCAÑIZ S.J.

El padre Florentino Alcañiz S.J. nació en los campos de Cuenca en el año 1882, y murió, con fama de santidad, el 13 de agosto de 1981 en la ciudad de Lima (Perú).

A los quince años ingresó en la Compañía de Jesús en la casa que llaman "La Cartuja" (Granada) buscando, sobre todo, una vida de oración y silencio.

Se doctoró en Filosofía en la Facultad Gregoriana de Roma y fue profesor de esta disciplina en la Facultad Teológica de Granada.

Durante su tiempo de estudios empezó a vivir la devoción al Sagrado Corazón de Jesús, de la que sería un gran apóstol.

Con objeto de extender más esta devoción, obtuvo de sus superiores ser enviado a las misiones populares, sin dejar por eso de escribir artículos, libros y folletos con el fin de propagar más esa espiritualidad. Durante sus años de profesor en la Facultad Teológica de Granada, fundó en colaboración con la Rda. Madre Carmen Menéndez, la Congregación de Religiosas Misioneras Hijas del Corazón de Jesús, con la misión específica de extender a todos los lugares el amor de Cristo simbolizado en su Corazón.

Sus escritos, siempre actuales, siguen siendo fructíferos por la sabiduría y espiritualidad que contienen, y han sido editados repetidas veces.

Su vida ejemplar, llena de celo apostólico para dar a conocer el amor de Cristo, nos hace tomarlo como modelo a imitar.

jueves, 28 de agosto de 2014

CONSAGRACIÓN AL CORAZÓN DE JESÚS (PARTE III)

                                                   

SEGUNDA PARTE DE LA CONSAGRACIÓN

Hijo mío, hemos llegado con esto a la segunda parte de la Consagración: Cuida tú de mi honra y de mis cosas. Esta es la parte para ti más importante, porque en rigor es la propiamente tuya. La anterior era mía: si en ella te pedí entrega de todo, era con el fin de tener las manos libres para cumplir la parte del convenio que me toca; mas la tuya, en la que debes poner toda la decisión de tu alma, la que ha de formar el termómetro que marque los grados de tu amor para conmigo, es la presente: el cuidar de mis santos intereses.

¿Sabes cuáles son mis intereses? Yo, hijo mío, no tengo otros intereses que las almas: estas son mis intereses y mis joyas y mi amor; quiero, como decía a mi sierva Margarita, establecer el imperio de mi amor en todos los corazones. No ha llegado todavía mi reinado; hay cierta extensión externa en las naciones católicas, pero este reinado hondo, por el cual el amor para conmigo sea quien no de nombre, sino de hecho mande, gobierne e impere establemente en el alma, ese reinado ¡qué poco extendido está aún en los pueblos cristianos! Y no es que el terreno falte; son numerosas las almas preparadas para ello, y cada día serán más; lo que faltan son apóstoles; dame un corazón tocado con este divino imán, y verás qué prontamente quedan imantados otros.

MANERAS DE APOSTOLADO

¡Qué fácil es ser mi apóstol! No hay edad, ni sexo, ni estado, ni condición que puedan decirse ineptos. ¡Son tantos los modos de trabajar! Míralos:

La oración: o sea, pedir al Cielo mi reinado continuamente; pedirlo a mi Padre, pedírmelo a Mí, a mi Madre, a mis Santos. Pedirlo en la Iglesia, en casa, en la calle, en medio de tus ocupaciones diarias: "¡Que reines!, Corazón Divino!; esta ha de ser la exclamación que en todo el día no se caiga de tus labios; repítela diez, veinte, cincuenta, cien, doscientas veces por día, hasta que se haga habitual; busca mañas e industrias para acordarte.

¿Quién no puede ser apóstol? ¡Y qué buen apostolado este de oración por instantáneas! Dame una muchedumbre de almas lanzando de continuo estas saetas y dime si no harán mella en el Cielo; son moléculas de vapor, que se elevan, forman nubes, y se deshacen después en lluvia fecunda sobre el mundo.

El sacrificio: Primero pasivo o de aceptación. ¡Cuántas molestias, disgustos, malos ratos, tristezas, sinsabores, pequeños o grandes, suelen sobrevenirnos a todos, como me sobrevinieron a Mí, a mi Madre y a mis Santos! Pues bien, todo eso, llevado en silencio, con paciencia y aun con alegría, si puedes; todo eso, ofrecido porque reine, ¡qué apostolado tan rico! Hijo mío, la cruz es lo que más vale porque es lo que más cuesta. ¡Cuántas cruces se estropean tristemente entre los hombres! ¡Y son joyas tan preciosas! En segundo lugar, el sacrificio activo o de mortificación; porcura habituarte al vencimiento frecuente en cosas pequeñas, práctica tan excelente en la vida espiritual. Vas por la calle y te asalta el deseo de mirar tal objeto, no lo mires; tendrías gusto de probar tal golosina, no la pruebes; te han inculpado una cosa que no has hecho, y no se sigue gran perjuicio de callar, cállate; y así en casos parecidos, y todo por que Yo reine. Y si tu generosidad lo pide puedes pasar a penitencias mayores. Ya ves, ¡qué campo de apostolado se presenta ante tus ojos, y este sí que es eficaz!

Ocupaciones diarias: algunas personas dicen que no pueden trabajar por el reinado del Corazón de Jesús por estar muy ocupadas, como si los deberes de su estado, las obligaciones de su oficio y sus quehaceres diarios, hechos con cuidado y esmero, no pudieran convertirse en trabajos apostólicos. Sí, hijo mío, todo depende con la intención con que se hagan. Una misma madera puede ser trozo de leña que se arroje en huna hornilla, o devotísima imagen que se ponga en un altar. Mientras te ocupas en eso procura muchas veces levantar a Mí tus ojos y como saborearte en hacerlo todo bien, para que todas tus obras sean monedas preciosísimas que caigan en el cepillo que guardo para la obra de mi reinado en el mundo. Debes también esforzarte, aunque con paz, por ser cada día más santo; porque cuanto más lo seas, tendrá mayor eficacia lo que hicieres por mi gloria.

La propaganda: a veces pudieras prestar tu favor a alguna empresa de mi Corazón Divino; recomendar tal o cual práctica a las personas que están a tu alrededor, ganarlas si puede ser, a fin de que se entreguen a Mí como te entregaste tú. Y si tienes dificultad en hablar, un folleto no la tiene; dalo o recomiéndalo; colócalo otras veces en un sobre y envíalo de misión a cualquier punto del globo. ¡Cuántas almas me han ganado donde menos se pensaba estos misioneros errabundos!

¡Ya ves si existen maneras de trabajar por mi reino! Si no luchas, no será or falta de armas. No hay momento en todo el día enque no puedas manejar alguna de ellas. Debes mirar al girasol o al heliotropo, que miran sin cesar al astro rey. Es muy fácil ser mi apóstol. Y, ¡qué cosa tan hermosa una vida de continuo iluminada por este ideal esplendoroso! ¡Todas las obras del día selladas con sello de apostolado, y del apostolado magnífico del amor! ¡Todas las obras del día convertidas en oro de caridad! A la hora de la muerte, qué dulce será, hijo mío, echar una mirada hacia atrás y ver cinco, diez, veinte o más años de trescientos sesenta y cinco días cada uno, pasados todos los días así.

LA REPARACIÓN

¿Quieres amarme de veras? Dos cosas hace el amor: procurar todo el bien de que carezca a quien se ama y librarle del mal que sobre él pesare. Con el apostolado me procuras el bien, me das las almas; con la reparación me libras del mal, lavas mi divino honor de las manchas que le infieren los pecados. Sí, hijo mío, puede una injuria borrarse, dando una satisfacción. Y ¡cuántas podrías tú darme, no solo por tus pecados, sino por los infinitos que cada día se comenten! Yo no quiero agobiarte con mil prácticas; las mismas oraciones, sacrificios, acciones de cada día y propaganda entusiasta que sirven de apostolado, sirven de reparación si con esa intención se hacen. ¡Que reines, perdónanos nuestras deudas! Porque reines, y por lo que te ofendemos, han de ser jaculatorias que siempre estén en tus labios. Dos oficios principales tuve en mi vida terrestre; el de apóstol, que funda el reino de Dios, y el de sacerdote y víctima que expía los pecados de los hombres. Quiero que los mismos tengas tú. con la Devoción a mi Corazón Divino pretendo hacer de cada hombre una copia exacta mía, un pequeño redentor. ¡Qué sublime y qué honroso para ti!

CONCLUSIÓN

Ánimo, pues, ¡lánzate! Si mil personas lo han hecho y eran de carne y hueso cual tú; escoge un día de fiesta, el primero que ahora llegue; te vas preparando mientras tanto con lectura reposada de todas esas ideas; llegado el día escogido, confiesas y comulgas con fervor y, cuando dentro de tu pecho me tuvieres, es la mejor ocasión de hacer tu consagración. Para facilitarte el trabajo, y porque es muy necesario que la consagración sea completa, ya que ha de constituir todo un programa de vida, tienes abajo un esbozo con todas las ideas necesarias. Pero repito, hijo mío, que no te asustes; no te obliga nada de eso a pecado ni venial, quiero anchura de corazón, generosidad y amor; solo pido que te resuelvas a hacer por cumplirla lo que puedas buenamente. ¡Quién no puede hacer lo que buenamente pueda!

Después no te olvides de volverla a renovar cada día en la iglesia o en tu casa, porque hacerla a diario es un punto muy importante, si no la renuevas cada día pronto la abandonarás; si la renuevas, acabarás por cumplirla. Así lo hagas, hijo mío, si con decisión abrazas este santo derrotero, ¡qué brisa primaveral! ¡Qué corriente de sangre joven y vigorizante advertirás en tu alma!

Y ahora, hijo mío, dos consejos para terminar: uno es que procures no olvidarme en el Sagrario. Me agrada el culto a mi imagen, pero más vale mi persona que mi imagen. La Eucaristía es mi Sacramento, porque es el del Amor. Yo quisiera que me recibierses con alguna más frecuencia, y quisiera también verte alguna vez entre día; ¡no sabes lo que agradezco estas visitas de amigo!; ¡estoy frecuentemente tan solo! El otro consejo es que procures, si es posible, sacar un ratito al día para leer y meditar cosas de mi Corazón; de este modo, poco a poco, irás abriendo la conceh en que se guarda la perla de esta Devoción divina.

 FLORENTINO ALCAÑIZ, S.J (Consagración personal al Corazón de Jesús).

miércoles, 27 de agosto de 2014

CONSAGRACIÓN AL CORAZÓN DE JESÚS (PARTE II)

                                    
                                                  

En efecto, la Consagración es la práctica fundamental de la devoción a mi Corazón Divino. Pero, ¡cuánta rutina se observa ya en este punto! Cuántas personas piadosas están haciendo cada día consagraciones que se hallan en los libros píos y, sin embargo, no son almas consagradas de verdad: más bien que hacer consagraciones las rezan, son rezadoras de consagraciones. Oye, hijo mío, en qué consiste la Consagración completa, según yo mismo enseñe a mis amigos más íntimos, según ellos lo explicaron en sus diversos escritos, y según lo dejaorn confirmado con su ejemplo.

UN PACTO

La Consagración puede reducirse a un pacto: a aquel que Yo pedí a mi primer apóstol de España, Bernardo de Hoyos, y antes en términos equivalentes, a mi sierva Sta. Margarita: Cuida tú de mi honra y de mis cosas, que mi corazón cuidará de ti y de las tuyas. También contigo desearía hacer este pacto. Yo, que como señor absoluto podría acercarme, exigiendo sin ningunas condiciones, quiero pactar con mis criaturas. Y tú, ¿no quieres pactar conmigo? No tengas miedo que hayas de salir perdiendo. Yo en los tratos con mis criaturas, soy tan condescendiente y benigno, que cualquiera pensaría que me engañan. Además es un convenio que no te obligará de suyo ni bajo pecado mortal, ni bajo pecado venial; Yo no quiero compromisos que te ahoguen; quiero amor, generosidad, paz; no zozobras y apreturas de conciencia.

Ya ves que el pacto tiene dos partes; una que me obliga a Mí y otra que te obliga a ti. A Mí, cuidar de ti y de tus intereses; a ti, cuidar de Mí y de los míos. ¿Verdad que es un convenio muy dulce?

PRIMERA PARTE DE LA CONSAGRACIÓN

Principiaremos por la parte mía: Yo cuidaré de ti y de tus cosas. Para eso es necesario que todas, es a saber: alma, cuerpo, vida, salud, familia, asuntos, en una palabra, todo: lo remitas plenamente a la disposión de mi sueve providencia y que me dejes hacer. Yo quiero arreglarlas a mi gusto y tener las manos libres. Por eso deseo que me des todas las llaves; que me concedas licencia para entrar y salir cuando Yo quiera; que no andes vigilándome para ver y examinar lo que hago; que no me pidas cuenta de ningún paso que dé, aunque no veas la razón y aun parezca a primera vista que va a ceder en tu daño; pues, aunque tengas muchas veces que ir a ciegas, te consolará el saber que te hallas en buenas manos. Y cuando ofreces tus cosas no ha de ser con el fin precisamente de que Yo te las arregle a tu gusto, porque eso ya es ponerme condiciones y proceder con miras interesadas, sino para que las arregle según me parezca a Mí; para que proceda en todo como dueño y como Rey, con entera libertad aunque prevea alguna vez que mi determinación te haya de ser dolorosa. Tú no ves sino el presente, Yo veo lo por vernir; tú miras con microscopio, Yo miro con telescopio de inconmensurable alcalce; y soluciones, que de momento parecerían felicísimas, son a veces desastrosas para lo que ha de llegar; fuera de que en ocasiones, para probar tu fe y confianza en Mí y hacerte merecer gloria, permitiré de momento, con intención deliberada, el trastorno de tus planes.

Mas con esto no quiero que te abandones a una especie de fatalismo quietista y descuides tus asuntos interiores. Debes seguir como ley aquel consejo que os dejé en el Evangelio: "cuando hubiereis hecho cuanto se os había mandado, decid: siervos inútiles somos". Debes en cualquier asunto tomar todas las dligencias que puedas, como si el éxito dependiera de ti solo, y después decirme con humilde confianza: "Corazón de Jesús, hice según mi flaqueza, cuanto buenamente pude; lo demás ya es cosa tuya, el resultado lo dejo a tu providencia". Y después de dicho esto, procura desechar toda inquietud y quedarte el reposo de un lago en una tranquila tarde de otoño.

LO QUE SE DEBE OFRECER

Como dije, debéis ofrecerme todo sin excluir absolutamente nada, pues solo me excluyen algo las personas que se fían poco de Mí.

El Alma.- Ponla en mis manos: tu salvación eterna, grado de gloria en el Cielo, progreso en virtud, defectos, pasiones, miserias, todo. Hay algunas personas que siempre andan hechidas de temores, angustias, desalientos por las cosas del espíritu. Si esto es, hijo mío, porque pecas gravemente, está muy justificado. Es un estado tristísimo el del pecado mortal, que a todo trance debes abandonar enseguida, ya que te hace enemigo formal mío. Esfuérzate, acude a Mí con instancia, que Yo te ayudaré mucho, y sobre todo confiésate con frecuencia, si puedes, que este es un excelente remedio. Caídas graves no son obstáculo para consagrarse a Mí, con tal qeu haya sincero deseo de enmienda; la Consagración será un magnífico medio para salir de este estado.

Hay otra clase de personas que no pecan mortalmente y, sin embargo, siempre están interiormente de luto, porque creen que no progresan en la vida espiritual. Esto no me satisface. Debes también aquí hacer cuatno buenamente puedas según la flaqueza humana, y lo demás abandonarlo a Mí. El Cielo es un jardín completísimo, y así debe contener toda variedad de plantas; no tido ha de ser cipreses, azucenas y claveles; también ha de haber tomillos; ofrécete para ocupar ese lugar. Todas esas amarguras en personas que no pecan gravemente nacen de que buscan más su gloria que la mía. La virtud, la perfección, tiene dos aspectos: el de ser bien tuyo y el de ser bien mío; tú debes procurarla con empeño, mas con paz, por ser bien mío, pues lo tuyo, en cuanto tuyo, ya quedaos en que debes remitirlo a mi cuidado. Además, debes tener en cuenta que si te entregas a Mí, la obra de tu perfección más que tú la haré Yo.

El cuerpo.- También Yo quiero encargarme de tu salud y tu vida, y por eso tienes que ponerlas en mis manos. Yo sé lo que te conviene, tú no lo sabes. Toma los medios que buenamente se puedan para conservar o recuperar la salud, y lo demás remítelo a mi cuidado, desechando aprehensiones, imaginaciones, miedos, persuadido de que no de medicinas ni de médicos, sin de Mí vendrán principalmente la enfermedad y el remedio.

Familia.- Padres, cónyuges, hijos hermanos, parientes. Hay personas que no hallan dificultad en ofrecérseme a sí, pero a veces se resisten a poner resueltamente en mis manos algún miembro especial de su familia a quien mucho aman. No parece sino que voy a matar in continenti todo cuanto a mi bondad se confíe. ¡Qué concepto tan pobre tienen de Mí! A veces dicen que en sí no tienen dificultad en sufrir, pero no quisieran ver sufrir a esa persona; creen que consagrarse a Mí y comenzar a sufrir todos cuantos les rodean, son cosas inseparables. ¿De dónde habrán sacado esa idea? Lo que sí hace la Consagración sincera es suavizar mucho las cruces que todos tenéis que llevar en este mundo.

Bienes de fortuna.- Fincas, negocios, carrera, oficio, empleo, casa, etc. Yo no exijo que las almas que me aman abandonen estas cosas, a no ser que las llame al estado religioso. Todo lo contrario, deben cuidar de ellas ya que constituyen una parte de las obligaciones de su estado. Lo que pido es que las pongan en mis manos, que hagan lo que buenamente puedan, a fin de que tengan feliz éxito; pero el resultado me lo reserven a Mí sin angustias ni zozobras, ni medio desesperaciones.

Bienes espirituales.- Ya sabes que todas las acciones virtuosas que ejecutes en estado de gracia, y los sufragios que después de tu muerte se ofrezcan por tu descanso, tiene una parte a la cual puedes renunciar a favor de otras personas ya vivas o ya difuntas. Pues bien, hijo mío, desearía que de esa parte me hicieras donación plena, a fin de que Yo la distribuya entre personas que me pareciere bien. Yo sé, mejor que tú, en quiénes preciso establecer mi reinado, a quiénes hace más falta, en dónde surtirá mejor efecto, y así podré repartirla con más provecho que tú. Pero esta donación no es óbice para que ciertos sufragios que la obediencia, la caridad o la piedad piden, en algunas ocasiones, puedas ofrecerlos tú.

Todo, pues, has de entregármelo con entera confianza, para que Yo lo administre como me parezca bien (y, aunque no debes hacerlo con miras interesadas, ya verás cómo ocasiones sueltas pondré a prueba tu confianza haciendo que salgan mal), en conjunto, tus asuntos han de caminar mejor,  tanto mejor cuanto tú te tomes mayor interés por los míos. Cuanto más pienses tú en Mí, más pensaré Yo en ti; cuanto más te preocupes de mi gloria, más me preocuparé de la tuya; cuanto más trabajes por mis asuntos, más trabajaré por los tuyos. Tienes que procurar, hijo mío, ser más desinteresado. Hay algunas personas que solo piensan en sí; su mundo espiritual es un sistema planetario en el que ellos ocupan el centro, y todo lo demás, incluso mis intereses, al menos prácticamente, son especies de planetas que giran en derredor; este egocentrismo interior es mal sistema astronómico.


 FLORENTINO ALCAÑIZ, S.J (Consagración personal al Corazón de Jesús).

martes, 26 de agosto de 2014

CONSAGRACIÓN AL CORAZÓN DE JESÚS (PARTE I)

                                               


TRES CLASES DE ALMAS

Descansa un poquito, alma cristiana, del tráfico de la vida y escucha las amorosas palabras del Corazón de Jesús, de ese Dios de amor y misericordia, que tanto anhela tu bien.

Dime, hijo mío, ¿eres feliz? ¿Estás contento? ¿Tu corazón tiene paz? ¿Goza de aquella tranquilidad en lo hondo parecita a la quietud de la arena que descansa en el fondo de los mares muy profundos?

Tal vez eres tú de esas almas desgraciadas que lloran por encontrarse caídas a cada paso en la culpa, pero que a manera de palomas que tuviesen las alas apelmazadas de cieno, parece que no pueden acabar de levantarse. Tal vez eres de esas otras que caminan arrastrándose por la senda pendiente y estrecha de la virtud con la fría languidez de esa tisis del espíritu que se llama tibieza. Tal vez, en fin, seas de aquellas, ni pecadoras ni tibias, pero en cuya mirada triste se ve retratado el desaliento: almas que, o bien a la manera de águilas, con los vuelos recortados, se pasan toda la vida en lanzarse a los espacios y caer mil veces en tierra desalentadas, o bien, al modo de caminantes que marchasen por un arenal inmenso, se desaniman y hastían de andar y andar tantos años y tan poco adelantar. ¡Cuánta compasión me causan todas estas pobrecitas almas! ¡Y son tantas!

UN GRAN REMEDIO

Sin embargo, oye las consoladoras ideas que he comunicado yo a mis confidentes íntimos para que fuesen como acueductos de plata o como cables eléctricos, por medio de los cuales se transmitiesen al mundo las luces y los ardores de mi Corazón amante.

"Los tesoros de bendiciones y de gracias que este Sagrado Corazón encierra, son infinitos; yo no sé que haya ningún ejercicio de devoción en la vida espitual, que sea más a propósito para levantar un alma en poco tiempo a la perfección más alta y para hacerle gustar las verdaderas dulzuras que se encuentran en el servicio de Jesucristo"  (Sta. Margarita. Vida y Obras, carta 141).

" Yo no se, mi querida madre, si comprenderá Vd. lo que es la devoción al corazón de Ntro. Señor Jesucristo de que le hablo, la cual produce un gran fruto y cambio en todos aquellos que se consagran a ella y se entregan con fervor". (Sta. Margarita. Vida y Obras, carta 51).

"Cuanto a las personas seglares, ellas hallarán por medio de esta amable devoción todos los socorros necesarios a su estado; esto es; la paz en sus familias, el alivio en sus trabajos, las benciones del cielo en todas sus empresas, el consuelo en sus miserias; y en este Sdo. Corazón encontrarán su lugar de refugio durante la vida y principalmente a la hora de la muerte. ¡Oh, qué dulce es morir después de haber tenido una tierna y constante devoción al Corazón de Jesús!".  (Sta. Margarita. Vida y Obras, carta 141).

"Sobre todo, haga Vd. porque la abracen las personas religiosas, porque sacarán de ella tantos auxilios, que no será necesario otro remedio para restablecer el fervor primitivo y la más exacta regularidad en las Comunidades menos observantes, y llevar a las que viven en más perfecta observancia, al colmo de la perfección". (Sta. Margarita. Vida y Obras, carta 141).

Un viernes, después de la sagrada Comunión dijo Él a su indigna esclava, si mal no recuerdo estas palabras: "Yo te prometo, en el exceso de la misericordia de mi Corazón, que su amor todopoderoso concederá a cuantos comulgaren nueve primeros viernes de mes seguidos la gracia de la penitencia final, o sea, que no morirán en desgracia mía, ni sin recibir los Sacramentos, y que mi Corazón se constituirá en seguro asilo de ellos en aquel postrer momento".  (Sta. Margarita. Vida y Obras, carta 87).

"Nuetro glorioso protector, San Miguel, acompañado de innumerable multitud de espíritus angélicos, me certificó de nuevo estar él encargado de la causa del Corazón de Jesús, como de uno de los mayores negocios de la gloria de Dios y utilidad de la Iglesia, que en toda la sucesión de los siglos se han tratado desde que el mundo es mundo... Este sacramento manifiesto nuevamente al mundo, este designio formado en la mente divina a favor de los hombre y descubierto ahora en la Iglesia, es uno de los que por decirlo así se llevan las atenciones de un Dios cuidadoso de nuestro bien y de la gloria del Salvador". (Uriarte, Vida del P. Hoyos. pág. 251).

"Parecióme ver (interiormente) que esta luz, el Corazón de Jesús, este sol adorable derramaba sus rayos sobre la tierra, primero en un espacio reducido, y que luego se extendía hasta iluminar el mundo entero. Y me dijo: con el resplandor de esa luz, los pueblos y las naciones serán iluminados y con su ardor recaldeados". (Soeur Marie du D.C. Chasle, c. XI, 357).

Dime, ahora, con toda sinceridad, hijo mío, si después de leer estas ideas, ¿no comienzas casi casi a persuadirte de que la devoción al Corazón de Jesús es algo grande en el mundo? Sí, hijo mío; si lo dudas, estudia con atención este asunto y te convencerás por ti mismo; esta convicción personal desearía Yo en todos mis fieles, sobre todo en mis sacerdotes y en mis religiosos; no creer porque se ha oído, sino conocer porque se ha viso; de esta manera se forman los convencidos, que son los que hacen algo en la tierra. ¡Oh!, si lograse que tú fueses uno de esos convencidos de mi corazón.

DOS CLASES DE DEVOCIÓN

Yacen mis alhajas más preciosas allá en el fondo del cofre, porque todavía quedan muchos que no han caído enteramente en la cuenta. Esta devoción divina es un grueso filón de oro que atraviesa todo el campo de la Iglesia; generalmente se explotan las capas más exteriores que se hallan a flor de la tierra, y por eso todo el mundo las descubre, y con muy poco trabajo pueden aprovecharse de ellas; ¿quién no conoce, por ejemplo, la Comunión de los primeros viernes de més y la Consagración de las familias? ¿Quién no asiste de cuando en cuando a alguna fiesta en mi honor? ¿Quién no tiene su nombre escrito en la lista de alguna Congregación y cumple con una u otra de sus prácticas más fáciles? Todos estos son viajeros que, al pasar por el filón, se detienen un momento, remueven algo la arena, hallan algunas pepitas de oro y continúan su camino. Mas son pocos, hijo mío, los que se lanzan a ahondar de lleno en la mina, los que pudieran llamarse mineros de profesión.

FLORENTINO ALCAÑIZ, S.J (Consagración personal al Corazón de Jesús).

lunes, 25 de agosto de 2014

DE LA MANERA DE ORAR


"Es verdad que el enemigo trata de impedir al hombre que haga oración, y cuanto más devota es esta oración, mayor empeño pone él en combatirlo. Sobre este punto me fue mostrada una vez esta semejanza: me hallaba en una hermosa iglesia y vía a tres mujeres que hacían oración. Detrás de ellas había un figura horrible, la cual empezó a halagar a la primera de las mujeres, que no tardó en dormirse. Se acercó luego a la segunda con el mismo intento; pero no pudo conseguirlo del todo. Habiéndose llegado a la tercera, la golpeó y maltrató tanto que fue gran compasión de ella. Pregunté a mi guía qué significaba aquella visión y él me respondió que era un símbolo de la oración. La primera mujer había empezado a orar sin fervor ni gravedad y por esto la durmió luego el demonio; la segunda era mejor que la primera, pero también tibia; la tercera era buena y su oración muy fervorosa, por lo cual la tentación fue más violenta, pero felizmente la rechazó.

Es oración especialmente agradable a Dios la que se hace por los demás y sobre todo por las almas del Purgatorio. Rogando, pues, por ellas pone uno su oración a buen rédito. Yo por mi parte me presento delante de Dios, sumo Señor, como sierva suya y hago mi oración diciendo: "Haz, Señor, de mí lo que sea tu voluntad", y me retiro tranquila, pues un Padre tan bueno y amoroso no puede menos que darme pruebas de su bondad.

Las almas del Purgatorio sufren tormentos indecibles. La diferencia entre los tormentos del Infierno y los del Purgatorio está en que en aquel no hay sino desesperación, mientras que en el Purgatorio reina la esperanza."

Revelaciones y visiones de la Beata Ana Catalina Emmerick (1774-1824)

sábado, 23 de agosto de 2014

DECÁLOGO DE LA SERENIDAD



1. Sólo por hoy trataré de vivir exclusivamente el día, sin querer resolver el problema de mi vida todo de una vez.



2. Sólo por hoy tendré el máximo cuidado de mi aspecto, cortés en mis maneras, no criticaré a nadie y no pretenderé mejorar o disciplinar a nadie sino a mí mismo.

3. Sólo por hoy seré feliz en la certeza de que he sido creado para la felicidad, no sólo en el otro mundo, sino también en este.

4. Sólo por hoy me adaptaré a las circunstancias, sin pretender que todas las circunstancias se adapten a mis deseos.

5. Sólo por hoy dedicaré diez minutos de mi tiempo a una buena lectura, recordando que, como el alimento es necesario para la vida del cuerpo, así la buena lectura es necesaria para la vida del alma.

6. Sólo por hoy haré una buena acción y no lo diré a nadie.

7. Sólo por hoy haré por lo menos una sola cosa que no deseo hacer, y si me sintiera ofendido en mis sentimientos, procuraré que nadie se entere.

8. Sólo por hoy me haré un programa detallado. Quizá no lo cumpliré a cabalidad, pero lo redactaré y me guardaré de dos calamidades: la prisa y la indecisión.

9. Sólo por hoy creeré aunque las circunstancias demuestren lo contrario, que la buena providencia de Dios se ocupa de mí como si nadie más existiera en el mundo.

10. Sólo por hoy no tendré temores. De manera particular no tendré miedo de gozar de lo que es bello y creer en la bondad.

   San Juan XXIII

viernes, 22 de agosto de 2014

LA DEVOCIÓN DE LAS TRES AVEMARÍAS


Además de su vida de santidad, Santa Matilde nos deja el legado inapreciable de la devoción a las tres Avemarías, una devoción dada por la Madre de Dios en persona, quien le prometió a Santa Matilde, que aquel que rece diariamente esta devoción, tendrá su auxilio durante la vida y su especial asistencia a la hora de la muerte.

¿En qué consiste la devoción de las tres Avemarías?


En rezar tres veces el Avemaría a la Santísima Virgen, Madre de Dios y Señora nuestra, ya sea para honrarla o bien para alcanzar algún favor por su mediación.


Por esta devoción se honran los tres principales atributos de María Santísima, que son: 


- el poder que le otorgó Dios Padre por ser su Hija predilecta (y cómo será de grande el poder dado por Dios Padre, que la Virgen María es la Mujer del Génesis que con su delicado piececito de doncella, aplasta la cabeza del dragón del infierno; para el demonio, el pie de la Virgen pesa más que miles de millones de toneladas, porque lo aplasta con el poder de Dios); 

- la sabiduría con que la adornó Dios Hijo, al elegirla como su Madre (y esta sabiduría celestial se demuestra, ante todo, en “Sí” dado por María al anuncio del ángel de la Encarnación del Verbo, que la convertiría en Madre de Dios); 

- el amor con que la llenó Dios Espíritu Santo, al elegirla por su inmaculada Esposa (y el amor en María, con el cual ama a su Hijo Dios, es el mismo Amor de Dios, que es como un oceáno sin playas, sin límites, infinito, celestial, ¡y con ese mismo amor somos amados nosotros como hijos de la Virgen!).

Porque son estos tres atributos, dados por las Tres Divinas Personas, los que resplandecen en María Santísima, es que viene que sean tres las Avemarías a rezar y no otro número diferente.


Las tres Avemarías se rezan así:


 “María, Madre mía, líbrame de caer en pecado mortal. 

1.- María Madre mía, por el poder que te concedió Dios Padre al hacerte Madre del Verbo, concédeme... (se expresa la gracia que se desea alcanzar): ‘Dios te salve, María; llena eres de gracia; el Señor es contigo; bendita Tú eres entre todas las mujeres, y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús. Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros, pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén’.

2.- María, Madre mía, por la sabiduría que te concedió el Verbo al hacerte su Madre,  concédeme... (se expresa la gracia que se desea alcanzar): ‘Dios te salve, María; llena eres de gracia; el Señor es contigo; bendita Tú eres entre todas las mujeres, y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús. Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros, pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén’.

3.- María, Madre mía, por el Amor que te concedió el Espíritu Santo al hacerte Madre del Verbo, 
concédeme... (se expresa la gracia que se desea alcanzar): ‘Dios te salve, María; llena eres de gracia; el Señor es contigo; bendita Tú eres entre todas las mujeres, y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús. Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros, pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén’.

¡Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo. Como era en el principio, ahora y siempre por los siglos de los siglos. Amén!
”.


(Si puedes, rézala con otras personas, aunque estéis geográficamente distantes: la oración en común conmueve el corazón de Dios).

jueves, 21 de agosto de 2014

A MÁS HUMILDAD, MÁS SANTIDAD



 


Carta pastoral, 1-VI-1976.
100 «Si me preguntáis qué es lo más esencial en la religión y en la disciplina de Jesucristo —escribió san Agustín—, os responderé: lo primero es la humildad, lo segundo, la humildad, y lo tercero, la humildad» (Epístola 118, 22). Y esto es así porque «la humildad es la morada de la caridad» (La santa virginidad 51): sin humildad no existe la caridad ni ninguna otra virtud y, por tanto, es imposible que haya verdadera vida cristiana.
Santa Teresa de Jesús afirmaba que «la humildad es andar en verdad» (Las Moradas VI, 10), es decir, caminar constantemente en la realidad de lo que somos. ¿Y qué somos cada uno de nosotros? Hombres y mujeres corrientes, con defectos, como todas las personas, pero llenos también de ambiciones nobles, de deseos de santidad, que el Señor pone y fomenta en nuestras almas; pobres criaturas que conocen sus límites personales y que, al mismo tiempo, son conscientes de que Dios se ha dignado utilizarlas como instrumentos para extender sus acciones de Amor en el mundo, en todos los quehaceres nobles, en todas las situaciones honradas de la sociedad, llegando a todos los pobladores de esta bendita tierra nuestra.


Carta pastoral, 1-VIII-1989.
103 Mirad a la doncella de Nazaret. Convencida de su pequeñez, nada la distrae de Dios; mantiene su corazón en vela, pronta en cada momento a alabar y adorar a Quien, desde la eternidad, la ha mirado con predilección y la ha escogido para una misión excelsa. Su alma se vuelca en un cántico de alabanza: Magníficat ánima mea Dóminum! (Lc 1, 46).
La decisión de perseverar, con nuestra Madre, en recogimiento de adoración y de acción de gracias, exige que nos empeñemos en grabar en el alma la gran lección de humildad que fluye de la vida entera de María Santísima. Sólo quien adquiere el pleno convencimiento de su nada, se vuelve idóneo para adorar a Dios, porque los que se llenan de sí mismos, acaban adorando el propio yo o el falso dios que fabrican sus pasiones.


Carta pastoral, 2-II-1979, n. 24.
108 La explosión de santidad que el Señor desea, se traduce en crecer en humildad. A más humildad, más santidad.

TEXTOS DE MONSEÑOR ALVARO DEL PORTILLO (beatificación el próximo día 27 de septiembre de 2014)
 

miércoles, 20 de agosto de 2014

LA MUERTE NO ES EL FINAL

 
 
La muerte no es nada, sólo he pasado a la habitación de al lado. 
Yo soy yo, vosotros sois vosotros. 
Lo que somos unos para los otros seguimos siéndolo 
Dadme el nombre que siempre me habéis dado. Hablad de mí como siempre lo habéis hecho. 
No uséis un tono diferente. No toméis un aire solemne y triste. 
Seguid riendo de lo que nos hacía reír juntos. Rezad, sonreíd, pensad en mí. 
Que mi nombre sea pronunciado como siempre lo ha sido, sin énfasis de ninguna clase, sin señal de sombra. 
La vida es lo que siempre ha sido. El hilo no se ha cortado. 
¿Por qué estaría yo fuera de vuestra mente? ¿Simplemente porque estoy fuera de vuestra vista? 
Os espero; No estoy lejos, sólo al otro lado del camino. 
¿Veis? Todo está bien. 

No lloréis si me amabais. ¡Si conocierais el don de Dios y lo que es el Cielo! ¡Si pudierais oír el cántico de los Ángeles y verme en medio de ellos ¡Si pudierais ver con vuestros ojos los horizontes, los campos eternos y los nuevos senderos que atravieso! ¡Si por un instante pudierais contemplar como yo la belleza ante la cual todas las bellezas palidecen! 

Creedme: Cuando la muerte venga a romper vuestras ligaduras como ha roto las que a mí me encadenaban y, cuando un día que Dios ha fijado y conoce, vuestra alma venga a este Cielo en el que os ha precedido la mía, ese día volveréis a ver a aquel que os amaba y que siempre os ama, y encontraréis su corazón con todas sus ternuras purificadas. 

Volveréis a verme, pero transfigurado y feliz, no ya esperando la muerte, sino avanzando con vosotros por los senderos nuevos de la Luz y de la Vida, bebiendo con embriaguez a los pies de Dios un néctar del cual nadie se saciará jamás. 

AMÉN 


San Agustín de Hipona

martes, 19 de agosto de 2014

LUCES SOBRE LA CARIDAD


"Leyendo lo que acabo de escribir, Madre mía, podría creer que la práctica de la caridad no me resulta difícil. Es verdad, desde hace algunos meses no necesito combatir para practicar esta hermosa virtud; no quiero decir con esto que jamás me acaezca hacer faltas ¡ah!, soy demasiado imperfecta para eso, pero no me cuesta mucho levantarme cuando me he caído, porque después de la victoria que conseguí en un determinado combate, la milicia celestial viene ahora en mi auxilio, no pudiendo sufrir verme vencida después de haber salido victoriosa de la gloriosa guerra que voy a intentar describirle.

Se encuentra en la comunidad una hermana que tiene la capacidad de desagradarme en todas las cosas; sus modales, sus palabras, su carácter, me parecían muy desagradables; sin embargo, es una santa religiosa, que debe ser muy agradable a Dios; por eso, no queriendo ceder a la antipatía natural que experimentaba, me dije que la caridad no debía consistir en los sentimientos, sino en las obras; entonces, me apliqué a hacer por esta hermana lo que hubiera hecho por la persona a la que más quiero. Cada vez que me la encontraba, pedía por ella a Dios, ofreciéndole todas sus virtudes y sus méritos. Sentía muy bien que esto agradaba a Jesús, pues no hay artista a quien no le guste recibir alabanzas por sus obras, y Jesús, el Artista de las almas, es feliz cuando uno no se detiene en lo exterior, sino que penetrando hasta el santuario íntimo que él se ha escogido por morada, admira su belleza. No me contentaba con rogar mucho por la hermana que me proporcionaba tantos combates, procura prestarle todos los servicios posibles, y cuando tenía la tentación de contestarle de una forma desagradable, me contentaba con dirigirle la más amable sonrisa, procurando cambiar de conversación, pues se dice en la imitación: Es mejor dejar a cada uno con su parecer que detenerse a contestar.

Muchas veces también, cuando fuera de la recreación (quiero decir durante las horas de trabajo) tenia que relacionarme con esta hermana debido a mi empleo, y entonces mis combates se hacían demasiado violentos, huía como desertor. Como ella ignoraba pro completo lo que yo sentía hacia ella, jamás llegó a sospechar los motivos de mi conducta, y sigue persuadida de que su carácter me es agradable. Un día, en la recreación, me dijo con cierto aire de gran satisfacción estas o parecidas palabras: "¿Quisiera decirme, mi hermana T. del Niño Jesús, qué es lo que tanto le atrae hacia mí, que cada vez que me mira, la veo sonreír?" ¡Ah! lo que me atraía era Jesús, escondido en el fondo de su alma... Jesús, que hace dulce lo que hay de más amargo... Le contesté que sonreía porque estaba contenta de verla (no añadí, bien entendido, que era desde un punto de vista espiritual)."

Santa Teresita del Niño Jesús (1873-1897) carmelita descalza y Doctora de la Iglesia. (Historia de un alma).