Señor Jesús, nos arrodillamos ante ti, reconociendo tu presencia real
en el Santísimo Sacramento. Te agradecemos inmensamente tu permanencia
con nosotros, y la fe que nos has dado.
Con profundo dolor
sentimos que tantos hombres, redimidos por ti, te olviden y ofendan; que
en tantos sagrarios estés solitario y en tantos hogares no seas
invitado.
Nosotros, arrepentidos de nuestros pecados, queremos en
la medida de nuestras fuerzas hacerte compañía por cuantos te abandonan,
y dedicarte completamente nuestra vida, como ofrenda y desagravio a tu
Corazón pleno de amor hacia nosotros.
Santa María, Madre nuestra,
confiamos en tu Inmaculado Corazón que nos alcances gracias para
perseverar en la fe, animarnos por la esperanza y vivir la caridad, como
satisfacción por todos nuestros pecados y para la salvación del mundo.
Por todas las blasfemias, sacrilegios, profanación de fiestas, que se cometen contra el nombre de Dios y contra sus templos.
-Perdón, Señor, perdón.
Por todos los ataques a la Iglesia, persecuciones y propagandas de ateísmo.
Por los apóstatas, los que desprecian el Magisterio de los Papas y todos los falsos profetas.
Por todas las opresiones de gobierno, de esclavitud, de delincuencia; y todas las injusticias laborales, familiares, sociales.
Por todos los actos inhumanos de violencia, asesinatos, torturas, malos tratos; robos, estafas, extorsiones.
Por
toda la inmoralidad y corrupción: en el trabajo profesional, en las
relaciones, espectáculos, diversiones, modas, lecturas, bebidas,
drogas.
Por todos los pecados de escándalo y de respeto humano.
Por todos los pecados contra la santidad de la familia y contra el amor fraterno.
Por los sacerdotes indignos, por los políticos ambiciosos, por todos los abusos de autoridad.
Cristo
Jesús, pedimos en especial a tu Corazón que concedas gracias abundantes
a los más necesitados; y que nunca permitas nos apartemos de Ti; sino
que aprendiendo en tu Corazón nuestros sentimientos y juicios cada día
nos parezcamos más a Ti. Amén.
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