lunes, 30 de noviembre de 2015

ORACIÓN AL ÁNGEL DE LA GUARDA

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Ángel Santo, amado de Dios, que después de haberme tomado, por disposición divina, bajo tu bienaventurada guarda, jamás cesas de defenderme, de iluminarme y de dirigirme: yo te venero como a protector, te amo como a custodio; me someto a tu dirección y me entrego todo a ti, para ser gobernado por ti. 

Te ruego, por lo tanto, y por amor a Jesucristo te suplico, que cuando sea ingrato para ti y obstinadamente sordo a tus inspiraciones, no quieras, a pesar de esto, abandonarme; antes al contrario, ponme pronto en el recto camino, si me he desviado de él; enséñame, si soy ignorante; levántame, si he caído; sosténme, si estoy en peligro y condúceme al cielo para poseer en él una felicidad eterna. Amén.

San Juan Berchmans

viernes, 27 de noviembre de 2015

MÁXIMAS DE SAN JUAN BERCHMANS

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  1. Nada procurare evitar con tanto empeño, como el ocio, la tristeza y las amistades particulares.
  2. No estoy seguro de mi salvación, si no profeso un verdadero y filial amor a la virgen.
  3. No me avergonzare de ser tenido por persona espiritual y devota.
  4. Lo que pueda hacer ahora no lo dejare para después.
  5. Si ahora mientras soy joven no me hago santo, nunca jamás llegare a serlo.
  6. Hare muchísimo caso de las cosas mas pequeñas.
  7. Obrare siempre de un modo contrario a las máximas del mundo.
  8. El que mas trabaja es el que menos siente el peso del trabajo.
  9. Hacer mucho y hablar poco.
  10. Atiende a ti únicamente. ¿Que te importa de los demás?
  11. Cuida tu de servir a Dios, y Dios cuidara de ti.
  12. Ten con los demás la ternura de una madre, pero se contigo juez riguroso.
  13. Haz con toda diligencia el examen particular.
  14. Me aplicare al estudio con toda diligencia y constancia.
  15. eligiere un día cada mes en que pueda mas libremente recogerme, teniendo tres o cuatro meditaciones.
  16. Evitare con sumo cuidado juzgar a los otros y entrometerme en negocios ajenos: Si viese alguna falta inexcusable, he de compadecerme del que falto, mirando a mis muchos defectos, y en el acto rezare por su enmienda una Ave María u otra oración.
  17. Seré respetuosísimo con los mayores.
  18. Seré muy fácil y generoso en dar a cada uno el trato y titulo que le correspondan: y guardare la caridad como la niña de mis ojos.
  19. Seré muy amante de las cosas espirituales, y principalmente de la meditación, examen y lectura espiritual.
  20. ¿De que te aprovecha, alma mía decir o hacer aquello, de que después a solas te hayas de arrepentir?
  21. Con todo empeño procurare y conservare la paz y alegría interior.
  22. Me acostumbrare a excusar a los demás con entrañas de candor.
  23. ¿Por qué quieres ver lo que no te es lícito poseer? La modestia de los ojos es madre de la devoción y preserva de muchas tentaciones.
  24. Pide consejo en todo, aun en las cosas de menor importancia.
  25. Me desagrada: 1ª la tardanza y pesadez en los movimientos del cuerpo 2º la demasiada libertad en el hablar auque sea de cosas espirituales; 3º contradecir con frecuencia; 4º mostrarse excesivamente delicado; 5º hablar con ironía; 6º andar por la calle volviendo la cabeza o mirando con demasiada libertad; 7º gritar y reír a carcajada suelta o sin moderación.
  26. Evita en las cosas hacederas el disputar y contradecir a los demás.
  27. La alegría exterior unida á la exacta observancia de mis deberes, es cosa muy agradable.
  28. No trates con confianza al que pretenda hacerte vivir con más libertad.
  29. Mira tus propios defectos y no los ajenos, y júzgate inferior a todos.

jueves, 26 de noviembre de 2015

ORACIÓN A MARÍA, MADRE DE LA IGLESIA Y DE NUESTRA FE

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¡Madre, ayuda nuestra fe!

Abre nuestro oído a la Palabra, para que reconozcamos la voz de Dios y su llamada.

Aviva en nosotros el deseo de seguir sus pasos, saliendo de nuestra tierra y confiando en su promesa.

Ayúdanos a dejarnos tocar por su amor, para que podamos tocarlo en la fe.

Ayúdanos a fiarnos plenamente de él, a creer en su amor, sobre todo en los momentos de tribulación y de cruz, cuando nuestra fe es llamada a crecer y a madurar.

Siembra en nuestra fe la alegría del Resucitado.

Recuérdanos que quien cree no está nunca solo.

Enséñanos a mirar con los ojos de Jesús, para que él sea luz en nuestro camino.

Y que esta luz de la fe crezca continuamente en nosotros, hasta que llegue el día sin ocaso, que es el mismo Cristo, tu Hijo, nuestro Señor.

Oración a María contenida en la encíclica Lumen Fidei (29 de junio de 2013)

PAPA FRANCISCO

miércoles, 25 de noviembre de 2015

ACTO DE DESAGRAVIO ANTE EL SANTÍSIMO SACRAMENTO

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Señor Jesús, nos arrodillamos ante ti, reconociendo tu presencia real en el Santísimo Sacramento. Te agradecemos inmensamente tu permanencia con nosotros, y la fe que nos has dado.

Con profundo dolor sentimos que tantos hombres, redimidos por ti, te olviden y ofendan; que en tantos sagrarios estés solitario y en tantos hogares no seas invitado.

Nosotros, arrepentidos de nuestros pecados, queremos en la medida de nuestras fuerzas hacerte compañía por cuantos te abandonan, y dedicarte completamente nuestra vida, como ofrenda y desagravio a tu Corazón pleno de amor hacia nosotros.

Santa María, Madre nuestra, confiamos en tu Inmaculado Corazón que nos alcances gracias para perseverar en la fe, animarnos por la esperanza y vivir la caridad, como satisfacción por todos nuestros pecados y para la salvación del mundo.

Por todas las blasfemias, sacrilegios, profanación de fiestas, que se cometen contra el nombre de Dios y contra sus templos.
-Perdón, Señor, perdón.

Por todos los ataques a la Iglesia, persecuciones y propagandas de ateísmo.

Por los apóstatas, los que desprecian el Magisterio de los Papas y todos los falsos profetas.

Por todas las opresiones de gobierno, de esclavitud, de delincuencia; y todas las injusticias laborales, familiares, sociales.

Por todos los actos inhumanos de violencia, asesinatos, torturas, malos tratos; robos, estafas, extorsiones.

Por toda la inmoralidad y corrupción: en el trabajo profesional, en las relaciones, espectáculos, diversiones, modas, lecturas, bebidas, drogas.

Por todos los pecados de escándalo y de respeto humano.

Por todos los pecados contra la santidad de la familia y contra el amor fraterno.

Por los sacerdotes indignos, por los políticos ambiciosos, por todos los abusos de autoridad.

Cristo Jesús, pedimos en especial a tu Corazón que concedas gracias abundantes a los más necesitados; y que nunca permitas nos apartemos de Ti; sino que aprendiendo en tu Corazón nuestros sentimientos y juicios cada día nos parezcamos más a Ti. Amén.

martes, 24 de noviembre de 2015

EL CAMINO DE LA SANTIDAD Y DE LA FELICIDAD

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En el Evangelio hemos escuchado a Jesús que enseña a sus discípulos y a la gente reunida en la colina cercana al lago de Galilea (cf. Mt 5, 1-12). La palabra del Señor resucitado y vivo nos indica también a nosotros, hoy, el camino para alcanzar la verdadera beatitud, el camino que conduce al Cielo. Es un camino difícil de comprender porque va contra corriente, pero el Señor nos dice que quien va por este camino es feliz, tarde o temprano alcanza la felicidad.

«Bienaventurados los pobres en el espíritu, porque de ellos es el reino de los cielos». Podemos preguntarnos, ¿cómo puede ser feliz una persona pobre de corazón, cuyo único tesoro es el reino de los cielos? La razón es precisamente ésta: que al tener el corazón despojado y libre de muchas cosas mundanas, esta persona es «esperada» en el reino de los cielos. 

«Bienaventurados los que lloran, porque serán consolados». ¿Cómo pueden ser felices los que lloran? Sin embargo, quién en la vida nunca ha experimentado la tristeza, la angustia, el dolor, no conocerá jamás la fuerza de la consolación. En cambio, pueden ser felices cuantos tienen la capacidad de conmoverse, la capacidad de sentir en el corazón el dolor que hay en sus vidas y en la vida de los demás. ¡Ellos serán felices! Porque la tierna mano de Dios Padre los consolará y los acariciará.

«Bienaventurados los mansos». Y nosotros al contrario, ¡cuántas veces somos impacientes, nerviosos, siempre listos para quejarnos! Reclamamos tanto de los demás, pero cuando nos tocan a nosotros, reaccionamos alzando la voz, como si fuéramos dueños del mundo, mientras que en realidad todos somos hijos de Dios. Más bien, pensemos en esas mamás y papás que son muy pacientes con los hijos, que «los hacen enloquecer». Este es el camino del Señor: el camino de la mansedumbre y la paciencia. Jesús ha recorrido este camino: desde pequeño ha soportado la persecución y el exilio; y después, siendo adulto, las calumnias, los engaños, las falsas acusaciones en los tribunales; y todo lo ha soportado con mansedumbre. Ha soportado por amor a nosotros incluso la cruz.

«Bienaventurados los que tiene hambre y sed de justicia, porque serán saciados». Sí, los que tienen un fuerte sentido de la justicia, y no sólo hacia los demás, sino antes que nada hacia ellos mismos, estos serán saciados, porque están listos para recibir la justicia más grande, la que solo Dios puede dar.

Y luego, «bienaventurados los misericordiosos, porque encontrarán misericordia». Felices los que saben perdonar, que tienen misericordia por los demás y que no juzgan todo ni a todos, sino que buscan ponerse en el lugar de los otros. El perdón es la cosa que todos necesitamos, nadie está excluido. Por eso al inicio de la Misa nos reconocemos como lo que somos, es decir pecadores. Y no es una forma de decir, una formalidad: es un acto de verdad. «Señor, aquí estoy, ten piedad de mí». Y si sabemos dar a los demás el perdón que pedimos para nosotros, somos bienaventurados. Como decimos en el «Padre Nuestro»: «Perdona nuestras ofensas, como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden».

«Bienaventurados los que trabajan por la paz, porque serán llamados hijos de Dios». Miremos el rostro de los que van por ahí sembrando cizaña: ¿son felices? Los que buscan siempre la ocasión para enredar, para aprovecharse de los demás, ¿son felices? No, no pueden ser felices. En cambio, los que cada día, con paciencia, buscan sembrar la paz, son artesanos de paz, de reconciliación, estos sí que son bienaventurados, porque son verdaderos hijos de nuestro Padre del Cielo, que siembra siempre y sólo paz, a tal punto que ha enviado al mundo su Hijo como semilla de paz para la humanidad.

Queridos hermanos y hermanas, este es el camino de la santidad, y es el mismo camino de la felicidad. Es el camino que ha recorrido Jesús, es más, es Él mismo este camino: quien camina con Él y pasa a través de Él entra en la vida, en la vida eterna. Pidamos al Señor la gracia de ser personas sencillas y humildes, la gracia de saber llorar, la gracia de ser mansos, la gracia de trabajar por la justicia y la paz, y sobre todo la gracia de dejarnos perdonar por Dios para convertirnos en instrumentos de su misericordia.

Así han hecho los santos, que nos han precedido en la patria celestial. Ellos nos acompañan en nuestra peregrinación terrena, nos animan a ir adelante. Que su intercesión nos ayude a caminar en la vía de Jesús, y obtenga la felicidad eterna para nuestros hermanos y hermanas difuntos, por quienes ofrecemos esta misa.


SANTA MISA EN LA SOLEMNIDAD DE TODOS LOS SANTOS


HOMILÍA DEL SANTO PADRE FRANCISCO

Cementerio del Verano, Roma
Domingo 1 de noviembre de 2015

lunes, 23 de noviembre de 2015

CÁNTICO DE LAS CRIATURAS

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Omnipotente, altísimo, bondadoso Señor, tuyas son la alabanza, la gloria y el honor; tan sólo tú eres digno de toda bendición, y nunca es digno el hombre de hacer de ti mención.

Loado seas por toda criatura, mi Señor, y en especial loado por el hermano sol, que alumbra, y abre el día, y es bello en su esplendor, y lleva por los cielos noticia de su autor.

Y por la hermana luna, de blanca luz menor, y las estrellas claras, que tu poder creó, tan limpias, tan hermosas, tan vivas como son, y brillan en los cielos: ¡loado, mi Señor!

Y por la hermana agua, preciosa en su candor, que es útil, casta, humilde: ¡loado, mi Señor! Por el hermano fuego, que alumbra al irse el sol, y es fuerte, hermoso, alegre: ¡loado mi Señor!

Y por la hermana tierra, que es toda bendición, la hermana madre tierra, que da en toda ocasión las hierbas y los frutos y flores de color, y nos sustenta y rige: ¡loado, mi Señor!

Y por los que perdonan y aguantan por tu amor los males corporales y la tribulación: ¡felices los que sufren en paz con el dolor, porque les llega el tiempo de la consolación!

Y por la hermana muerte: ¡loado, mi Señor! Ningún viviente escapa de su persecución; ¡ay si en pecado grave sorprende al pecador! ¡Dichosos los que cumplen la voluntad de Dios!

¡No probarán la muerte de la condenación! Servidle con ternura y humilde corazón. Agradeced sus dones, cantad su creación. Las criaturas todas, load a mi Señor. Amén.

SAN FRANCISCO DE ASÍS 

sábado, 21 de noviembre de 2015

PRECES A LA SANTÍSIMA TRINIDAD


"Tened confianza, porque la mano de Dios se abre, cuando las necesidades aprietan".
Beato Padre Cristóbal de Santa Catalina.
Fundador de las hermanas hospitalarias de Jesús Nazareno. Franciscanas.


                                            

PRECES A LA SANTÍSIMA TRINIDAD PARA IMPLORAR GRACIAS POR INTERCESIÓN DEL BEATO PADRE CRISTÓBAL DE SANTA CATALINA.

PADRE ETERNO: Que estás en el cielo, donde coronas los méritos de los que en este mundo te sirvieron con fidelidad. Te suplicamos llenos de fe y confianza, que nos concedas por intercesión de tu fiel siervo el Beato Padre Cristobal, la gracia que humildemente te pedimos.
Padrenuestro, Ave María y Gloria.

HIJO DEL ETERNO PADRE: Que has prometido recompensar los más pequeños servicios realizados por tu amor. Mira complacido las obras de tu siervo el Beato Padre Cristobal, que con ardiente caridad y en tu nombre, atendió a los enfermos, ancianas inválidas, niñas y niños abandonados, familias pobres, y a cuantos estaban necesitados de urgente ayuda. Concédenos por su intercesión la gracia que humildemente te pedimos.
Padrenuestro, Ave María y Gloria.

ESPÍRITU SANTO: Divino consolador de las almas, que infundiste en tu siervo el Beato Padre Cristobal, una profundísima humildad, gran amor al sacrificio y ardiente caridad para con todos, en especial los pobres y los enfermos, atendiendo a nuestros ruegos y concediéndonos la gracia que por mediación suya te pedimos.
Padrenuestro, Ave María y Gloria.

SANTÍSIMA TRINIDAD: Padre, Hijo y Espíritu Santo, de corazón te alabamos, te bendecimos y agradecemos, esperando conseguir la gracia que humildemente te pedimos, como prueba de los méritos que tiene contraídos para ser glorificado con el culto de los santos, tu fiel Siervo, ejemplar Sacerdote y Apóstol incansable de la Caridad, en favor de los pobres y enfermos, el  Beato Padre Cristobal de Santa Catalina, si ha de ser para tu mayor gloria y salvación nuestra. Amén.

ORACIÓN DEL BEATO PADRE CRISTOBAL A LA SANTÍSIMA TRINIDAD

"Alabada sea la Santísima Trinidad. 
Bendita sea por sus infinitas perfecciones: BONDAD, VIRTUD Y PODER. Bendita sea porque creó a María Santísima. 
Bendita sea por todos los beneficios que nos ha hecho, hace y está dispuesta hacernos. Amén."

viernes, 20 de noviembre de 2015

QUE CARGUE CON SU CRUZ Y ME SIGA

                             

Si de buena voluntad llevas la cruz, ella te llevará, y guiará al fin deseado, adonde será el fin del padecer, aunque aquí no lo sea. Si contra tu voluntad la llevas, cargas y te la haces más pesada: y sin embargo conviene que sufras. Si desechas una cruz, sin duda hallarás otra, y puede ser que más grave.

¿Piensas tu escapar de lo que ninguno de los mortales pudo? ¿Quién de los Santos fue en el mundo sin cruz ni tribulación? Nuestro Señor Jesucristo por cierto, en cuanto vivió en este mundo, no estuvo una hora sin dolor de pasión. Porque convenía, dice, que Cristo padeciese, y resucitase de los muertos, y así entrase en su gloria (Lc 24,46s). Pues ¿cómo buscas tú otro camino sino este camino real, que es la vida de la santa cruz? (...)

Mas este tal así afligido de tantas maneras, no está sin el alivio de la consolación; porque siente el gran fruto que le crece con llevar su cruz. Porque cuando se sujeta a ella de su voluntad, toda la carga de la tribulación se convierte en confianza de la divina consolación. (...) Esto no es virtud humana, sino gracia de Cristo, que tanto puede y hace en la carne flaca, que lo que naturalmente siembre aborrece y huye, lo acometa y acabe con fervor de espíritu.

No es según la condición humana llevar la cruz, amar la cruz (...). Si miras a ti, no podrás por ti cosa alguna de éstas: mas si confías en Dios, El te enviará fortaleza del cielo, y hará que te estén sujetos el mundo y la carne. Y no temerás al diablo tu enemigo, si estuvieses armado de fe, y señalado con la cruz de Cristo.

Tomás de Kempis (Imitación de Cristo, tratado espiritual del Siglo XV)

jueves, 19 de noviembre de 2015

UN ANÁLISIS ACRÓSTICO DE LA PALABRA FAMILIA

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Un análisis acróstico de la palabra «familia» [en italiano f-a-m-i-g-l-i-a] nos ayuda a resumir la misión de la Iglesia en la tarea de:
 
Formar a las nuevas generaciones para que vivan seriamente el amor, no con la pretensión individualista basada sólo en el placer y en el «usar y tirar», sino para que crean nuevamente en el amor auténtico, fértil y perpetuo, como la única manera de salir de sí mismos; para abrirse al otro, para ahuyentar la soledad, para vivir la voluntad de Dios; para realizarse plenamente, para comprender que el matrimonio es el «espacio en el cual se manifiestan el amor divino; para defender la sacralidad de la vida, de toda vida; para defender la unidad y la indisolubilidad del vínculo conyugal como signo de la gracia de Dios y de la capacidad del hombre de amar en serio» (Homilía en la Santa Misa de apertura de la XIV Asamblea general ordinaria del Sínodo de los Obispos, XXVII Domingo del Tiempo Ordinario, 4 octubre 2015: L’Osservatore Romano, ed. semanal en lengua española, 9 octubre 2015, p. 4; y para valorar los cursos prematrimoniales como oportunidad para profundizar el sentido cristiano del sacramento del matrimonio.

Andar hacia los demás, porque una Iglesia cerrada en sí misma es una Iglesia muerta. Una Iglesia que no sale de su propio recinto para buscar, para acoger y guiar a todos hacía Cristo es una Iglesia que traiciona su misión y su vocación. 

Manifestar y difundir la misericordia de Dios a las familias necesitadas, a las personas abandonadas; a los ancianos olvidados; a los hijos heridos por la separación de sus padres, a las familias pobres que luchan por sobrevivir, a los pecadores que llaman a nuestra puerta y a los alejados, a los diversamente capacitados, a todos los que se sienten lacerados en el alma y en el cuerpo, a las parejas desgarradas por el dolor, la enfermedad, la muerte o la persecución.

Iluminar las conciencias, a menudo asediadas por dinámicas nocivas y sutiles, que pretenden incluso ocupar el lugar de Dios creador. Estas dinámicas deben de ser desenmascaradas y combatidas en el pleno respeto de la dignidad de toda persona humana.

Ganar y reconstruir con humildad la confianza en la Iglesia, seriamente disminuida a causa de las conductas y los pecados de sus propios hijos. Por desgracia, el antitestimonio y los escándalos en la Iglesia cometidos por algunos clérigos han afectado a su credibilidad y han oscurecido el fulgor de su mensaje de salvación. 

Laborar para apoyar y animar a las familias sanas, las familias fieles, las familias numerosas que, no obstante las dificultades de cada día, dan cotidianamente un gran testimonio de fidelidad a los mandamientos del Señor y a las enseñanzas de la Iglesia. 

Idear una pastoral familiar renovada que se base en el Evangelio y respete las diferencias culturales. Una pastoral capaz de transmitir la Buena Noticia con un lenguaje atractivo y alegre, y que quite el miedo del corazón de los jóvenes para que asuman compromisos definitivos. Una pastoral que preste particular atención a los hijos, que son las verdaderas víctimas de las laceraciones familiares. Una pastoral innovadora que consiga una preparación adecuada para el sacramento del matrimonio y abandone la práctica actual que a menudo se preocupa más por las apariencias y las formalidades que por educar a un compromiso que dure toda la vida.

Amar incondicionalmente a todas las familias y, en particular, a las pasan dificultades. Ninguna familia debe sentirse sola o excluida del amor o del amparo de la Iglesia. El verdadero escándalo es el miedo a amar y manifestar concretamente este amor. 


SÍNODO DE LA FAMILIA 2015


DISCURSO DEL SANTO PADRE FRANCISCO
EN LA CLAUSURA DE LOS TRABAJOS
DE LA
XIV ASAMBLEA GENERAL ORDINARIA DEL SINODO DE LOS OBISPOS

miércoles, 18 de noviembre de 2015

SAN FRANCISCO DE ASÍS

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Oh, Señor, hazme un instrumento de Tu Paz .
Donde hay odio, que lleve yo el Amor.
Donde haya ofensa, que lleve yo el  Perdón.
Donde haya discordia, que lleve yo la Unión.
Donde haya duda, que lleve yo la Fe.
Donde haya error, que lleve yo la Verdad.
Donde haya desesperación,
que lleve yo la Alegría.
Donde haya tinieblas, que lleve yo la Luz.

Oh, Maestro, haced que yo no busque
tanto ser consolado, sino consolar;
ser comprendido, sino comprender;
ser amado, como amar.

Porque es
dando , que se recibe;
Perdonando, que se es perdonado;
Muriendo, que se resucita a la
Vida Eterna.

martes, 17 de noviembre de 2015

MISIONEROS DE LA MISERICORDIA

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Padre bueno, Dios rico en misericordia,
concédenos la gracia de seguir el camino
de los misioneros y misioneras.

Ellos nos enseñan a ser Iglesia "en salida",
a vencer la comodidad y el miedo,
a tomar la iniciativa, movidos por el Espíritu;
a salir al encuentro del otro para mostrarle
esa infinita misericordia de tu corazón
que ellos mismos han conocido.

Entregados a Ti en el servicio a los pobres,
muestran las puertas siempre abiertas de la Iglesia:
el lugar de la misericordia gratuita,
donde cada persona puede sentirse acogida, amada,
alegre por el perdón y alentada a vivir 
según la vida buena del Evangelio.

Señor, que aprendamos de estos hermanos nuestros 
a ser "discípulos misioneros",
testigos convincentes de tu misericordia.

lunes, 16 de noviembre de 2015

EL EXAMEN DE CONCIENCIA CON EL PAPA FRANCISCO

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30 preguntas propuestas por el Papa Francisco para hacer una buena confesión:
 
En relación a Dios
¿Solo me dirijo a Dios en caso de necesidad? 
¿Participo regularmente en la Misa los domingos y días de fiesta? 
¿Comienzo y termino mi jornada con la oración?
¿Blasfemo en vano el nombre de Dios, de la Virgen, de los santos? 
¿Me he avergonzado de manifestarme como católico? 
¿Qué hago para crecer espiritualmente, cómo lo hago, cuándo lo hago? 
¿Me revelo contra los designios de Dios? 
¿Pretendo que Él haga mi voluntad?
 
En relación al prójimo
¿Sé perdonar, tengo comprensión, ayudo a mi prójimo?
¿Juzgo sin piedad tanto de pensamiento como con palabras? 
¿He calumniado, robado, despreciado a los humildes y a los indefensos? 
¿Soy envidioso, colérico, o parcial? 
¿Me avergüenzo de la carne de mis hermanos, me preocupo de los pobres y de los enfermos?
¿Soy honesto y justo con todos o alimento la cultura del descarte? 
¿Incito a otros a hacer el mal? 
¿Observo la moral conyugal y familiar enseñada por el Evangelio? 
¿Cómo cumplo mi responsabilidad de la educación de mis hijos?
¿Honoro a mis padres? 
¿He rechazado la vida recién concebida? 
¿He colaborado a hacerlo? 
¿Respeto el medio ambiente?
 
En relación a mí mismo
¿Soy un poco mundano y un poco creyente? 
¿Cómo, bebo, fumo o me divierto en exceso? 
¿Me preocupo demasiado de mi salud física, de mis bienes? 
¿Cómo utilizo mi tiempo? 
¿Soy perezoso? 
¿Me gusta ser servido? 
¿Amo y cultivo la pureza de corazón, de pensamientos, de acciones? 
¿Nutro venganzas, alimento rencores? 
¿Soy misericordioso, humilde, y constructor de paz?