lunes, 26 de enero de 2015

REVELACIONES A SANTA MARGARITA ACERCA DEL SAGRADO CORAZÓN


Tres fueron las principales revelaciones que tuvo Santa Margarita acerca del Sagrado Corazón: la primera el 27 de diciembre de 1673 cuando está adorando al Señor Sacramentado en el coro bajo, y que ella describe así: Mi divino Corazón está tan apasionado de amor a los hombres, en particular hacia ti, que, no pudiendo contener en él las llamas de su ardiente caridad, es menester que las derrame valiéndose de ti, y se manifieste a ellos para enriquecerlos con los preciosos dones que te estoy descubriendo.... 

La segunda tiene lugar en el año 1674. En ella el Señor la pide que comulgue tantas veces cuantas la obediencia quiera permitírtelo; comulgarás, además, todos los primeros viernes de cada mes; todas las noches del jueves al viernes haré que participes de aquella mortal tristeza que Yo quise sentir en el huerto de los Olivos... 

La tercera, llamada con razón “la Gran Revelación”, ocurrió el 16 de junio de 1675 cuando, estando ante Jesucristo sacramentado, le descubre el Señor su Corazón al tiempo que le dice: He aquí este Corazón que tanto ha amado a los hombres, que nada ha perdonado hasta agotarse y consumirse para demostrarles su amor, y no recibe en reconocimiento de la mayor parte sino ingratitud, ya por sus irreverencias y sacrilegios, ya por la frialdad y desprecio con que me tratan en este Sacramento de amor. Pero lo que me es aún mucho más sensible es que son corazones que me están consagrados los que así me tratan. Por esto te pido que se dedique el primer viernes de mes después de la octava del Santísimo Sacramento a una fiesta particular para honrar mi Corazón, comulgando ese día y reparando su honor con un acto público de desagravio, a fin de expiar las injurias que ha recibido durante el tiempo que he estado expuesto en los altares. Te prometo además que mi Corazón se dilatará para derramar con abundancia las influencias de su divino amor sobre los que den este honor y los que procuren le sea tributado.                                                                                                                        Ante esto respondió la Santa: Y ¿cómo puedo cumplir estos encargos? A lo que le respondió el Señor: Dirígete a mi siervo (el Padre Claudio de la Colombiére) y dile de mi parte que haga cuanto pueda para establecer esta devoción y complacer así a mi Corazón divino; que no se desanime a causa de las dificultades que se le presenten y que no le han de faltar; pero debe saber que es omnipotente aquel que desconfía enteramente de sí mismo para confiar únicamente en Mí.        

http://www.bernardo-francisco-de-hoyos.info/tesoro-escondido-1.htm

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