“Diles a Mis sacerdotes que los pecadores más empedernidos se
ablandarán bajo sus palabras cuando ellos hablen de Mi misericordia
insondable, de la compasión que tengo por ellos en Mi Corazón. A los
sacerdotes que proclamen y alaben Mi misericordia, les daré una fuerza
prodigiosa y ungiré sus palabras y sacudiré los corazones de aquellos a
los que hablen” (Diario de Santa Faustina, 1521).
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