Acordaos, oh castísimo esposo de la Virgen María y amable protector mío
San José, que jamás se ha oído decir que ninguno haya invocado vuestra
protección e implorado vuestro auxilio sin haber sido consolado. Lleno,
pues, de confianza en vuestro poder, ya que ejercisteis con Jesús el
cargo de Padre, vengo a vuestra presencia y me encomiendo a Vos con todo
fervor. No desechéis mis súplicas, antes bien acogedlas propicio y
dignaos acceder a ellas piadosamente. Amén.
No hay comentarios:
Publicar un comentario