“Redescubramos las obras de misericordia corporales: dar de comer al
hambriento, dar de beber al sediento, vestir al desnudo, acoger al
forastero, asistir los enfermos, visitar a los presos, enterrar a los
muertos. Y no olvidemos las obras de misericordia espirituales: dar
consejo al que lo necesita, enseñar al que no sabe, corregir al que
yerra, consolar al triste, perdonar las ofensas, soportar con paciencia
las personas molestas, rogar a Dios por los vivos y por los difuntos”.
PAPA FRANCISCO
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