.jpg)
Santa María de Jesús Crucificado algunas veces se confesaba de no saber orar.
Decía a la Superiora: “En la oración no tengo distracciones, pero no
logro ni siquiera concluir la oración más corta. Comienzo el Padre
Nuestro y me quedo en estas palabras sin poder continuar. Pienso: “Oh!
Dios mío, Tú tan grande, tan poderoso, Tú eres nuestro Padre! Tú que
estás en el cielo, mientras que nosotros somos pequeños gusanos, polvo y
ceniza... y todavía nosotros tenemos el coraje de ofenderte! Oh Dios
mío, ten piedad de nosotros... y luego me pierdo y me duermo”.
Sobran las palabras...
No hay comentarios:
Publicar un comentario