Padre eterno: os ofrezco el Corazón Sagrado de Jesús, con todo su amor, sus sufrimientos y sus méritos.
1º En expiación de todos los pecados que hubiese cometido hoy y durante toda mi vida. Gloria al Padre...
2º Para purificar el bien que hubiese hecho mal hoy y durante toda mi vida. Gloria al Padre...
3º Para suplir el bien que hubiese podido hacer y por negligencia no he hecho hoy y durante toda mi vida. Gloria al Padre...
Una monja clarisa que acababa de morir se apareció a su superiora que oraba por ella y le dijo: "Subí derecha al cielo pues por medio de esta oración recitada todas las noches, pagué todas mis deudas y fuí preservada del purgatorio".
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