PADRE NUESTRO QUE ESTÁS EN LOS CIELOS
Enséñame a ser hijo y hermano.
SANTIFICADO SEA TU NOMBRE
Con mi testimonio, con mi fe ciega y con mi apostolado valiente, con mi santidad, con la fidelidad a mi vocación...
VENGA A NOSOTROS TU REINO
a nuestra vida ordinaria.
Que seas Tú quien gobierne mi vida,
Que presidas Tú mi hogar, mi trabajo, mis amistades, mi entrega...
HÁGASE TU VOLUNTAD, ASÍ EN LA TIERRA COMO EN EL CIELO
y que no me empeñe yo en salirme con la mía.
Haz de mi vida lo que quisieras. Tú mandas.
DANOS HOY NUESTRO PAN DE CADA DÍA
el pan de la eucaristía, el pan de la comida, el pan del trabajo, el pan de la amistad, el pan de una sonrisa oportuna...
PERDÓNANOS NUESTRAS OFENSAS, COMO TAMBIÉN NOSTROS PERDONAMOS A LOS QUE NOS OFENDEN
Señor, que de verdad vivamos esto que te decimos cada día.
Perdónanos que no sepamos perdonar.
Ayúdanos a comprender y a olvidar.
NO NOS DEJES CAER EN LA TENTACIÓN Y LÍBRANOS DEL MAL
Mira, Señor, que somos frágiles.
No nos dejes de la mano.
No te vayas cuando anochece.
Quédate con nosotros.
Unidos a Jesucristo tenemos que vivir un ambiente de oración, en donde llamamos muchas veces a Dios Padre.
Amén.
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