TEXTO DE LA GRAN PROMESA DEL CORAZÓN DE MARÍA
J.M.J.
El día 17 de diciembre de 1927, fue junto al Sagrario a preguntar a Jesús cómo satisfaría la petición que se le hizo, si el origen de la devoción al Inmaculado Corazón de María estaba encerrado en el secreto que la Stma. Virgen le había confiado.
Jesús, con voz clara, le hizo oír estas palabras:
- Hija mía, escribe lo que te piden; y todo lo que reveló la Santísima Virgen en la aparición en que habló de esta devoción escríbelo también. En cuanto al resto del secreto, sigue guardando silencio.
Lo que en 1917 fue confiado a este respecto, es lo siguiente: ella pidió que los llevase al cielo. La Santísima Virgen respondió:
- Sí; a Jacinta y a Francisco los llevaré pronto, pero tú te quedas aquí algún tiempo más. Jesús quiere servirse de ti para hacerme conocer y amar. El quiere establecer en el mundo la devoción a mi Inmaculado Corazón; a quien la abrace, prometo la salvación, y serán queridas de Dios estas almas como flores puestas por mí para adornar su trono.
- ¿Me quedo aquí sola?- dijo con pena.
- No, hija. Yo nunca te dejaré. Mi Inmaculado Corazón será tu refugio y el camino que te conducirá hasta Dios.
El día 10 de diciembre de 1925, se le apareció la Santísima Virgen y al lado, suspenso en una nube luminosa, un Niño. La Santísima Virgen, poniéndole una mano en el hombro, le mostró al mismo tiempo un Corazón que tenía en la otra mano, cercado de espinas.
Al mismo tiempo dijo el Niño:
- Ten compasión del Corazón de tu Santísima Madre que está cubierto de espinas que los hombres ingratos continuamente le clavan, sin haber quien haga un acto de reparación para arrancárselas.
En seguida dijo la Santísima Virgen:
- Mira, hija mía, mi Corazón, cercado de espinas que los hombres ingratos me clavan continuamente con blasfemias e ingratitudes. tú, al menos, procura consolarme y di que todos aquellos que durante cinco meses, en el Primer Sábado se confiesen, reciban la Sagrada Comunión, recen el Rosario y me hagan 15 minutos de compañía, meditando en los 15 misterios del Rosario, conel fin de desagraviarme, yo prometo asistirles en la hora de la muerte con todas las gracias necesarias para la salvación de las almas.
El día 15 de febrero de 1926, se le apareció de nuevo el Niño Jesús. Le preguntó si ya había difundido la devoción a su Santísima Madre. Ella le expuso las dificultades que tenía el confesor, y que la Madre Superiora estaba dispuesta a propagarla; pero que el confesor había dicho que ella nada sola podía. Jesús respondió:
- Es verdad que tu Superiora sola nada puede; pero con mi gracia lo puede todo.
Presentó a Jesús las dificultades que tenían algunas almas de confesarse en sábado y pidió que fuese válida la confesión de ocho días. Jesús respondió:
-Sí, puede ser de muchos días más todavía, con tal que, cuando me reciban, estén en gracia y tengan la intención de desagraviar al Inmaculado Corazón de María.
Ella preguntó:
- Jesús mío, ¿y las que olviden tener esta intención?
Jesús respondió:
-Pueden hacerla en otra confesión siguiente, aprovechando la primera ocasión que tuvieran de confesarse.
MEMORIAS DE SOR LUCÍA DE FÁTIMA
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