Muy grande
Y a la vez muy
pequeño,
de espíritu
noble como si llevara sangre real
Y sencillo
como el labriego.
Héroe por haber triunfado de sí mismo
Y el hombre
que llegó a luchar contra Dios.
Fuente
inagotable de santidad
Y pecador a
quien Dios perdonó.
Señor de sus propios deseos
Y servidor de
los débiles y vacilantes.
Uno que jamás
se doblegó ante los poderosos
Y se inclina,
no obstante, ante los más pequeños.
Y es dócil discípulo de su Maestro
Y caudillo de
valerosos combatientes.
Pordiosero de
manos suplicantes
Y mensajero
que distribuye oro a manos llenas.
Animoso soldado en el campo de batalla
Y mano tierna
a la cabecera del enfermo.
Anciano por la
prudencia de sus consejos
Y niño por su
confianza en los demás.
Alguien que aspira siempre a lo más alto
Y amante de lo
más humilde…..
Hecho para la
alegría
Y acostumbrado
al sufrimiento.
Ajeno a toda
envidia.
Transparente en sus pensamientos.
Sincero en sus
palabras.
Amigo de la
paz.
Enemigo de la
pereza,
Seguro de sí
mismo.
(De un
manuscrito medieval)
MARÍA REINA DE LA PAZ, RUEGA POR TODOS LOS SACERDOTES. AMÉN.
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